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El Telégrafo
Guido Calderón

Turismo de salud termal

08 de noviembre de 2015

Desde el mismo momento que la persona cambia de entorno, ya empieza el proceso de sanación de sus dolencias, la mayoría de las cuales provienen del estrés que causa la cotidianidad de las grandes ciudades. La agresividad del entorno urbano tiene su mejor atacante a la salud de los residentes, en un tráfico vehicular que pulsa por ser violento, agresivo, ruidoso, contaminante, que pone en máxima alerta a transeúntes y conductores.

La alimentación citadina privilegia la comida chatarra empoderada en todos los segmentos sociales. La delincuencia agrava el estrés por el riesgo obvio de ser asaltado y herido, exige un permanente estado de alerta de toda la familia y que ciertos miembros prácticamente nunca abandonen la casa que deben cuidar no sea desvalijada.

Al primer síntoma de dolor, el médico de ciudad receta inyecciones y pastillas que repletan el cuerpo enfermo de químicos que alivian temporalmente algo, pero no la mente del enfermo que, al seguir en su entorno, recaerá. En contraparte, el hacer viajes a sitios de naturaleza, cura infinidad de malestares mentales que se traducen en un bienestar inmediato del cuerpo, del que desaparecen dolores y molestias a las que nos habíamos acostumbrado.

El sector turístico en Ecuador no tiene definida una oferta de turismo de sanación, damos por hecho que el visitante se cura solo por simplemente haber venido. Son contados los sitios que ofertan un turismo de salud polarizada: terapias altamente tecnificadas o ‘limpias’ en condiciones esotéricas.

En tiempos de crisis nuestras sociedades urbanas necesitan una mayor oferta de sanación que los motive a salir de sus rutinas y es el termalismo el que mayores beneficios aporta a la recuperación del necesario equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu que permita a las personas enfrentar los rigores de las ciudades, donde la economía y la política influyen drásticamente en el ánimo de los ciudadanos.

Ecuador podría ser una potencia en el creciente turismo termal, tenemos más de 80 termas identificadas, pero apenas una docena tiene la infraestructura para ofrecer un turismo de salud que sea recetado por los médicos.

Baños de Agua Santa está construyendo la terma más importante del país, ofertará un termalismo de inmersión a los mismos segmentos sociales que ya son clientes de este servicio, pero es necesario que otros segmentos también tengan el derecho a recibir la sanación hidrotermal en condiciones de mayor tecnología médica, para ello se necesita perforar en busca de nuevas fuentes que tripliquen el flujo de agua termal, tal como se ha hecho en los grandes destinos termales de otros países, que han diversificado su propuesta de salud con infinidad de terapias termales para eliminar el estrés, curación de dolores reumáticos y artríticos, mejoras estéticas, como eliminación de cicatrices, estrías y manchas; curación de complejas enfermedades de la piel, como la psoriasis y muchas más, al punto, que en otros países, el médico de la seguridad social receta termas en vez de inyecciones, lo que disminuye la importación de estos químicos que curan una parte pero enferman otra, hasta en un 35% del presupuesto de salud estatal. (O)

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