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El Telégrafo
María Susana Rivadeneira

Tu feminidad, tu fortaleza

08 de marzo de 2016

Cuando me invitaron a escribir por el Día de la Mujer pensé infinidad de cosas que quisiera decir sobre y para las mujeres y también para todos los lectores que tienen abuela, mamá, hermanas, hijas o compañeras de vida.

Como nunca había escrito en un diario me puse seria al respecto y empecé a pensar en todas las cosas trascendentales que hacemos las mujeres y lo que hemos hecho en la historia. Inventoras, artistas, creadoras de los objetos más simples, como la funda de papel, hasta las más osadas, como Stephanie Kwolek, quien inventó el chaleco antibalas (empiezo a fantasear con que quizá lo hizo para proteger al amor de su vida o por alguna historia romántica... no se olviden de que soy mujer y, por tanto, debe existir en este escrito algo que lo mueva, el amor, en fin).

La mujer de este tiempo es por demás emprendedora y nos demuestra nítidamente sus capacidades, su potencial; se destaca en lo que quiere, en cualquier área que lo requiera, sea esta académica, laboral, de artes, política, de ayuda social  y sobre todo si se trata de proteger a su familia.

Sin embargo, lo que a muchos nos preocupa es que al tiempo que esto ocurre, también hay una realidad, en muchas latitudes, donde las niñas, jóvenes, madres y ancianas experimentan la violencia, sea doméstica o de cualquier otra índole; el acoso sexual; la desigualdad de derechos y, lo peor, el engaño ante supuestos derechos que, en vez de velar por el don extraordinario que tenemos únicamente las mujeres, de dar vida, atentan contra su propia existencia y bienestar.

 Y claro, cómo no hablar en el Día de la Mujer de las cosas que realmente son importantes, a través de este medio, que es una ventana para poder llegar a tantas mujeres que ya sufrieron alguno de estos abusos, y decirles que estamos aquí para ellas.

Yo, como mujer, me rehúso a darme por vencida en cuanto a los temas importantes que a la mujer y a la sociedad concierne; nunca debemos subestimar el poder del ingenio de la mujer. Y hay preguntas que debemos hacernos como sociedad, hombres  y mujeres: ¿Quién en su sano juicio no está a favor de que a las mujeres les sea reconocida, en todos los países del mundo, la igualdad de dignidad, derechos y oportunidades? ¿Quién estaría a favor de que una mujer gane menos que un hombre por el mismo trabajo?

Yo me quedo con este modo de luchar por la dignidad de la mujer y la igualdad de sus derechos. Un modo sincero, no ideológico y  respetuoso. ¡Con amor grandes cosas suceden!

Hoy es el día de todas las mujeres y niñas y también de todos quienes levantamos la voz por los que no la tienen. Abrazo con estas palabras a todas las mujeres, comunes y corrientes, así como a las artífices de la historia; a esas miles de mujeres activistas de derechos humanos, de trabajo social, que no solo están hablando sino luchando para alcanzar sus metas, para alcanzar la paz, para recibir educación y respeto por sus ideales.

Pero esta virtud y esta calidad humana e intelectual están presentes no solo en las mujeres que puedo recordar y sobre las que puedo escribir en este editorial, sino también en cada mujer luchadora, guerrera, madre, trabajadora, que día a día sale adelante, forjándose un futuro mejor, y que busca vivir en una patria más justa y reconciliada.
 
¡Feliz Día de la Mujer y que todos sean nuestros días!






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