Recorrer por los atractivos turísticos de Europa con equipaje suficiente como para cambiarse de ropa de vez en cuando exige hacerlo por tren. Su sistema ferroviario está muy bien ordenado, organizado y utilizado en todas sus rutas; siempre está casi lleno y en sus estaciones abundan el comercio, restaurantes y espacios donde descansar o aguardar es agradable.
Es el transporte más seguro, de asientos espaciosos y en caso de que el paisaje no llame la atención permite dormir con las piernas estiradas. Admite llevar sin recargo todo el equipaje que uno quiera, lo que no sucede con las aerolíneas low cost, que de bajo precio no queda nada.
La recuperación económica de la región y el oportunismo de las aerolíneas se evidencia en sus precios. Viajar en Ryanair o Vueling no es barato y llevar algo de equipaje aumenta el precio drásticamente. Las estaciones de trenes están en el centro de las ciudades, que es donde están las principales atracciones. Las aerolíneas, en general, usan aeropuertos lejanos, por lo que al viaje se debe agregar el costo, el tiempo del transporte y los taxistas que pueden cobrar lo mismo que se pagó por un vuelo corto acompañado de una pequeñísima maleta donde caben solo unas camisetas, que además si no fueron registradas y pagadas por Internet, al momento de embarcar pagarán una tarifa aun mayor, a lo que se suma el estrés si la maleta supera el peso o el tamaño reglamentario.
Si cree que el tren es lento, use los trenes rápidos, que salen de las mismas estaciones, pero que en sus recorridos no tienen paradas en los pintorescos poblados.
Alguien que viaje del centro de Madrid al centro de Barcelona puede ser que arribe antes que quien escogió hacerlo en avión, con las rodillas aplastadas por la estrechez entre asientos, y a precios exorbitantes en la comida. En Europa los trenes ofrecen paquetes de viajes ilimitados por un tiempo específico.
Una manera de abaratar la estadía es tomar las rutas largas en los turnos nocturnos, así se duerme y se ahorra la noche del hotel. Diferenciar entre quienes viajan en tren por turismo o por la simple necesidad de trasladarse es muy difícil. Sus costos y ventajas permiten que muchos comerciantes y ejecutivos los usen para trasladarse de una ciudad a otra con traje y corbata. Se los ve comiendo en el vagón restaurante muy bien surtido de comidas a precios asequibles.
En Ecuador nuestro tren, que gana tantos premios, no puede ser utilizado como transporte común ya que fue concebido con finalidad turística a precios muy superiores a los de buses o similares. Varias de sus rutas viajan casi vacías y sus costos operativos son muy altos e insostenibles en época de austeridad, por lo que los obligados ajustes eliminarán algunas rutas que solo funcionan una vez por semana o deberá cambiarse el concepto y volverlo lo que originalmente fue: un medio de transporte rentable y masivo, en el que quien tenía más tiempo lo prefería por lo mágico de nuestros paisajes y viajaba las veces que quisiera o que necesitaba con las maletas o carga que requería o deseaba. (O)