Los traumatismos craneoencefálicos (TCE) constituyen un importante problema de salud en nuestra sociedad actual, debido al incremento del número de personas afectadas y la alta proporción de pacientes jóvenes implicados.
Los recientes avances tecnológicos y médicos posibilitan que más personas puedan sobrevivir al daño cerebral. Las secuelas del daño cerebral pueden llegar a ser altamente incapacitantes e impedir o dificultar el retorno a las actividades que el paciente realizaba anteriormente, tanto a nivel académico y profesional como social.
El mecanismo por el cual se sufre el traumatismo craneoencefálico y la edad pueden determinar el tipo de lesión cerebral, que varía según esta; los pacientes menores de 30 años, al lesionarse en accidentes automovilísticos, tienen mayor tendencia a presentar un cuadro de daño difuso, mientras que los pacientes mayores de 60 años, lesionados en caídas, tienen mayor tendencia a presentar hematomas. Estos pacientes son muy susceptibles a la hipoxia, por pérdida de la autorregulación del flujo sanguíneo cerebral y vasoespasmo focal.
Puede existir una lesión cerebral primaria, inmediata y no modificable por el tratamiento, producida por impacto directo (scalp, fracturas, hematoma epidural, contusión cerebral, hemorragia) o por un mecanismo de aceleración-desaceleración (hematoma subdural, daño axonal difuso, lesiones por contragolpe), que es el que predomina en los accidentes de tráfico. La lesión cerebral secundaria se manifiesta clínicamente en una fase posterior y está en relación con las lesiones ocupantes de espacio, edema cerebral, isquemia, hipoxia, alteraciones metabólicas e infecciones. La lesión cerebral secundaria puede y debe ser prevenida y tratada precozmente, ya que la morbimortalidad evitable en el TCE severo depende fundamentalmente de ella.
El esquema de atención inicial al traumatizado constaría de los siguientes pasos:
a)Permeabilización de la vía aérea e inmovilización cervical.
b)Circulación y control de la hemorragia.
c)Evaluación neurológica.
d)Investigación del tamaño pupilar y reacción a la luz.
e)Mantener la presión intracraneal en el rango adecuado.
El objetivo de la atención urgente al TCE, independientemente de su gravedad, es evitar lesiones cerebrales secundarias e identificar anomalías intracraneales que precisen cirugía urgente.