Se dice que los valores humanos se encuentran por encima del derecho y las leyes, pero lo cierto es que, en muchos casos, no se practican por la falta de formación, y en otros, simplemente, por su desvío. En una visión universal, el comportamiento de hombres y mujeres es el reflejo de lo que es un país. Los valores éticos se han extraviado, provocando el estado de postración moral de vastos sectores sociales, a tal extremo de desafiar al imperio de la ley, que debe ser respetado. Es oportuno recordar el pensamiento ilustrativo: “Es más fácil cambiar las leyes que las mentalidades de los sectores humanos”. En el tiempo, se observa un vacío, por la ausencia de una adecuada formación en valores para asegurar un cambio de actitud y evitar, en el caso de algún funcionario público, una conducta bochornosa, de pésimo ejemplo para la juventud y nuevas generaciones.
No se admite discusión, ni la mínima duda, de que las naciones que aciertan el camino del progreso y bienestar lo hacen sobre la base de la paz, respeto a las leyes, al prójimo y libre de violencia; aparte de un cambio profundo en su estructura socioeconómica. Como secuencia por no considerar la lección de valores, se ha propagado el irrespeto y la violencia en gran parte de los sectores sociales, políticos, educativos, hogares y periodísticos, entre otros.
Sin mirar la historia de hechos detestables, recientemente, una legisladora de PK fue sancionada por el Consejo de la Administración Legislativa por irrespeto a la presidenta de la Asamblea, mediante el uso de términos agresivos e inapropiados creando un ambiente de caos. Gabriela Rivadeneira ha dicho con firmeza y sin amenaza que no se va a permitir que los actos de violencia sustituyan al debate. No vamos a regresar a ese Congreso que fomenta la violencia. De otro lado, un alcalde de la oposición otra vez se declara desobediente a una ley aprobada por la Asamblea, porque no es de su agrado. El petulante se cree un ser superior, pero cuando se siente perdido convoca desesperado a sus aliados a manera de protección.
Es una realidad; se han perdido los valores y su rescate se torna inaplazable con el aporte de todos pero, lamentablemente, ciertos grupos o personas rehúyen al llamado para que entreguen su contribución. Es así como CREO, Nebot y el presidente de la Cámara de Comercio repudian el pacto cívico propuesto por el presidente de la República, Rafael Correa Delgado, para que los ecuatorianos rechacen a todos los candidatos que tienen sus capitales en los denominados paraísos fiscales. Qué lástima que todavía existan dirigentes políticos de la derecha que piensan solo en sí mismos, para proteger sus intereses y acumular más ganancias.
Hay ciertos articulistas alineados en el neoliberalismo que se creen dueños de la verdad y difunden que el vandalismo callejero es protesta política, en lugar de plantear el diálogo como el camino apropiado para superar diferencias y lograr soluciones de consenso. Hoy, cuando la derecha reactiva acciones en la búsqueda de la restauración conservadora, la Revolución Ciudadana reafirma en su llamado a la concertación o diálogo para poner fin a la violencia, el insulto y la mentira e insiste en recordar que el hombre y la mujer formados en valores se encuentran listos para incorporarse en la construcción de un nuevo país. (O)