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El Telégrafo
Fernando López Parra

La transparencia y la 'accountability'

17 de abril de 2019

Si los hombres fueran ángeles, no habría necesidad de gobiernos. Si los hombres fueran gobernados por ángeles, se dispensarían los controles internos y externos” (Madison, 1982). Esta metáfora sirve para explicar que en el ámbito del gobierno de humanos y del Estado es necesario crear mecanismos de control en contra del abuso y ligereza del uso del poder público y privado. La fuerza de la palabra transparencia al parecer necesita, en nuestro idioma, mayor sentido y condumio.

En inglés, la transparencia tiene su correlato más próximo en la accountability y que no solo es nitidez, limpieza, pureza, como se coloca en nuestros diccionarios. Refleja una obligatoriedad de rendir cuentas de los actos y de la aplicación de penalidades por deslices constatados, la ciudadanía debe saber si los gobernantes y sus gestores actúan o no en defensa de los intereses públicos.

Para que haya una eficacia de la accountability se requiere de información, de justificación y de punición. Hay una obligación intrínseca para que los gobernantes informen, expliquen y respondan por sus actos públicos. En democracia, el poder es delegado por la sociedad, por lo tanto, debe haber una prestación de cuentas, no rutinaria y que ese análisis de las cuentas puede llevar a responsabilización. Esta rendición no es la que se hace a la Contraloría de Ecuador, se la debe realizar a la sociedad.

Con la siguiente lógica: si A delega responsabilidad para B, al asumir esta responsabilidad B debe prestar cuentas de sus actos para A; y A, analiza los actos B, se hace el análisis y A premia o castiga a B, en donde A es la sociedad y B son los gobernantes y su aparato de gestión del poder delegado. Esto implica que los gobernantes están conscientes de que no son dueños del poder, es transitoria su delegación. El poder está en la sociedad, en el pueblo.

El Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo alerta la necesidad de desarrollar la capacidad de la ciudadanía para actuar en el diseño de metas colectivas para su sociedad y construir mecanismos institucionales que garanticen el control público de las acciones de los gobernantes durante su mandato.

Ana María Campos, una autoridad en el tema de transparencia-accountability en la gestión pública en Brasil, manifiesta que la ausencia de un verdadero sistema de transparencia deviene de la “pobreza política” del sistema político de los países para ejercer un verdadero control social. No solo debemos tener gobiernos abiertos para la prestación de cuentas, sino Estados robustos y abiertos que sean comprometidos con su sociedad y su futuro. (O)

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