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El Telégrafo

Transgénicos, una cuestión política

23 de septiembre de 2012

La literatura científica sobre Transgénicos (TG) registra datos a favor y en contra de su uso. Quienes defendemos la metodología transgénica como una opción a ser considerada para resolver problemas humanos, vemos cómo la discusión sobre su uso se centra en los aspectos políticos y financieros, más que en los argumentos científicos.

Existen pocos estudios serios sobre el efecto de los TG en la salud humana. Los posicionamientos se basan, sobre todo, en extrapolaciones de experimentos en animales. De otro lado, las aplicaciones  de los TG ya son múltiples: vacunas, remediación ambiental, fármacos, terapias del cáncer y más, beneficios que muy pocos cuestionan. Sin embargo, las conclusiones han derivado hacia la discusión de  quiénes producen los TG, sus intereses económicos, el mercado y las ganancias, las transnacionales que controlan su venta, productos asociados, etc.; es decir, posiciones políticas más que científicas.

De otro lado, los grupos ecologistas y determinadas personas argumentan que frente a los TG solo hay dos posiciones: la de quienes los defienden y que por ende serían “representantes de los intereses de las transnacionales”; y la de ellos y “todos” los demás que están en contra y que son los “representantes de los intereses sociales”. Absurdo. Hay otras posturas. Los investigadores en material genético defendemos la investigación propia.

Solo el respaldo de datos científicos determinará con claridad las necesidades de aplicar o no la tecnología transgénica. Apoyar el desarrollo científico para descubrir la verdad es la posición más soberana.

Los argumentos en contra de los TG y sus investigadores son, en la actualidad, los mismos que se presentaban hace 15 años, cuando apareció el primer TG: “vendidos a las transnacionales”, “en contra de lo natural”, “opuestos a la biodiversidad agrícola”, “dependientes de tecnologías foráneas”, etc. El planteamiento moderno debe ser: investigaciones propias, productos propios, no dependencia tecnológica, mejor producción nacional, solución de los problemas de salud (incluidos los alimentarios).

El presidente Correa ha convocado a un debate sobre el tema. Nuestra posición es incrementar la investigación propia, que resuelva de forma soberana los problemas nacionales, que permita superar la dependencia científico-tecnológica y la neocolonización de las transnacionales. Solo con datos propios descubriremos los beneficios o lo negativo de los transgénicos, según nuestra realidad. La ciencia permitirá superar las luchas políticas en torno a los transgénicos.

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