El flequillo de Boris Johnson se endurece. Todo con la anuencia de la Reina. El planeta sufre una de sus peores crisis medioambientales en la historia con la quema del Amazonas, y China devalúa el yuan como respuesta a las amenazas de Donald Trump, mientras todos parecen mirar para otro lado.
El inefable Jair Bolsonaro desató “la guerra de las primeras damas”, para no tener que abordar la responsabilidad de su gobierno en la quemazón. La víctima, Brigitte Macron, especialista en Gustave Flaubert y en marcarle los errores a su esposo. Para no ser menos, alguien por allí en el norte publicó una foto de Melanie Trump saludando al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en Biarritz, durante la Cumbre del G-7. Un decorado bastante bizarro para presenciar la actualidad.
Por aquí abajo la crisis en Argentina se cuece en su propia salsa, y el uribismo en Colombia, va logrando objetivos. Ya hay una facción de las FARC, con Iván Márquez a la cabeza, volviendo al monte y con las armas. Como para que los colombianos no pierdan la costumbre de vivir en estado de guerra.
Son días complicados estos. Bolsonaro no para de abrir frentes, sin atender los problemas estructurales de un país-continente que necesita soluciones urgentes. En el resto del mundo, nadie se plantea cómo enfrentar el futuro inmediato. Los desafíos que plantea la revolución tecnológica, por ejemplo. Esa parece una agenda de otro planeta.
Aquí los líderes se ocupan de discutir si las primeras damas son entradas en años o si miran pícaramente. Por lo demás, nada parece relevante. Nadie recuerda cómo las mafias de los garimpeiros en el Amazonas le dieron lugar a la de los piromaníacos que trabajan para los productores de soja en gran escala.
Nada nuevo. Salvo una mise en scène en tiempo de una comedia de bajo nivel, para no tener que narrar, directa y cruelmente, lo que para millones de habitantes de este globo no será otra cosa que una tragedia. (O)