Publicidad

Ecuador, 07 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

Tragedia, ley de solidaridad y oportunismo político

16 de mayo de 2016

Hace un mes, exactamente, el terremoto en varias provincias terminó en segundos con el trabajo de años de miles de familias; sus casas destruidas, hogares disminuidos por las muertes de familiares, amigos.

Una tragedia sin nombre que cambió el rostro de las provincias de Manabí y Esmeraldas. Ante esa tragedia, ante el dolor sufrido y que sufren miles de ecuatorianos, solo la solidaridad alcanza para acompañar en estos momentos más difíciles y brindar todo lo necesario a las víctimas. La solidaridad también significa exigir que los responsables de permitir que se hayan construido miles de edificaciones sin los mínimos técnicos en hoteles, edificios de departamentos, etc., den la cara ante el país.

Así como no podemos, no debemos dejar en el olvido a las víctimas mortales, tampoco podemos dejar en el olvido a los responsables; a los gobiernos locales que por ganarse unos votos han violado la ley permanentemente y que han buscado sus autonomías para fortalecer sus poderes locales. De lo único que se puede alegrar la sociedad ecuatoriana es de su solidaridad, de su capacidad generosa de salir en ayuda de los caídos -aunque algunos pensaron que era cosa de caridad de unos días-; pero debe decirse que la misma no puede parar, sino que debe ser permanente para los siguientes meses y años que tomará la reconstrucción.

Paralelamente, hay que decirlo, la miseria humana se ha hecho presente en quienes han pretendido aprovecharse de la desgracia ajena para capitalizar algún voto para las próximas elecciones. Ese tipo de gente no puede quedar impune y el pueblo ecuatoriano debe expresar su rechazo por tan baja actitud oportunista. Este terremoto ha sacudido, sin duda, el espectro político.

Ha permitido ver la ética y la moral de los políticos en el momento de pensar y actuar a favor de las víctimas. Pero con todo y tragedia aún cuesta creer que haya gente que no comprenda la magnitud de lo sucedido y se reduzca a pensar en sus simples intereses personales. Un caso significativo, vergonzoso, son aquellos que votaron en contra de la Ley de Solidaridad o se abstuvieron de votar. ¿Cómo entender una actuación tan ruin? ¿En qué pensaban en esos momentos? Quizás, precisamente, no pensaban en nada ni en nadie. A nadie, de principio, le gusta que se suba el IVA, pero se lo acepta porque en la urgencia se requieren recursos inmediatos.

Solo para eso sirve el incremento. Quienes votaron en contra o se abstuvieron: ¿les habrá dolido el que tengan que aportar con un día de trabajo por unos meses? Se entiende que la derecha rancia se oponga a aportes que afectan sus inmensos patrimonios, porque la opulencia les puede más que la solidaridad, ya que dar para ellos es caridad que lanzan sin ver a los ojos. Pero qué se puede pensar de quienes se dicen de izquierda, progresistas, hasta vanguardistas. En serio: ¿Qué les pasaba por la cabeza en esos momentos de la votación? ¿O han pasado obnubilados con las comodidades, necesarias, que brinda la Asamblea y envanecidos en sus curules? No pueden quedar impunes o peor aún en el olvido. La memoria política de los ecuatorianos les pasará factura correspondiente en 2017. (O)

Contenido externo patrocinado