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El Telégrafo

Todos somos Palestina

24 de septiembre de 2011

1.400 muertos palestinos, de los cuales 400 eran niños, dejaron los 2.500 ataques perpetrados por el Ejército israelí, en las navidades de 2008. Del lado judío perecieron nueve soldados y tres civiles. Parecería la historia de David frente a Goliat, pero al revés.

Ante estos hechos, la Universidad Técnica del Norte, en Ibarra, presentó el libro “Todos somos Palestina”, una antología desde Noam Chomsky a Edward Said, de Alejandro Moreano a Juan Gelman. Hay que decirlo: una cosa son los judíos como pueblo y otra muy distinta el Gobierno israelí, que parece creer que Palestina no merece su estatuto como Estado.

A través de los tiempos las mismas razones han justificado las conquistas. En todos los sitios he visto que la zona elegida para conquistar siempre se decía que estaba libre: el oeste americano era una “tierra virgen”, o “salvaje”; Sudáfrica, “nómada”; y Palestina, “una tierra sin gente”, o después un “desierto” listo para “florecer”, dice Norman Finkelstein, autor del libro “Una nación bajo juicio”.

Estas tesis las completaban con la afirmación de que los derechos humanos básicos no se aplicaban a las razas menores, incluida la población indígena, señala Finkelstein. Teodoro Roosevelt decía: “Es verdaderamente estúpido, inmoral y perverso y puede entorpecer el proceso de una conquista que podría llevar a continentes enteros a convertirse en naciones civilizadas y florecientes. Todos los seres humanos con mentalidad sana y amplia deben rechazar la idea de que esos continentes se deben reservar para las tribus dispersas y salvajes, cuya vida es poco más o menos tan sin sentido, miserable y feroz que la de las bestias con las que conviven”.

En 1937 Winston I se dirigió a la Comisión Peel para apoyar al asentamiento sionista comparando a los árabes de Palestina con un perro en un comedero: “No creo que un perro en un comedero tenga al fin todo el derecho sobre el comedero, aunque haya estado atado a él mucho tiempo... (...) no admito que se haya cometido ningún error con respecto a esa gente por el hecho de que una raza superior, una raza más evolucionada, o en último caso más amplia de horizontes, haya llegado y se haya instalado en Palestina”.

No es casual, entonces que Barack Obama rechace el postulado para que Palestina sea un Estado, desde las fronteras de 1967. Por eso, acaso,  Nicolás Sarkozy, descendiente de judíos, propone que Palestina sea un país observador, como el Vaticano, Para observador, ese pueblo ya ha mirado la masacre de su gente por más de 60 años y tiene un nombre para su propio Holocausto: Nakba.

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