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El Telégrafo
César Montaño Galarza

Todos los caminos conducen a la Educación

16 de octubre de 2022

Mientras pensaba el mejor tema para compartir a través de esta columna de opinión barajaba algunas opciones, así traté de diseñar ideas alrededor de graves conflictos mundiales actuales, de cuestionar el rol de los políticos y la orfandad que sienten los ciudadanos, intenté entender los problemas que enfrentan las democracias en pleno siglo XXI, hasta consideré el valor de la inteligencia emocional y la salud mental en la experiencia de vida y la convivencia social. Mediante este ejercicio previo a decidir sobre qué escribir me percaté de que ahora mismo suceden demasiadas cosas importantes y de variada índole, las que independientes o en conjunto poseen la fuerza capaz de determinar cambios, vías u orientaciones por las cuales se decanten el individuo, las familias, la sociedad toda, las comunidades y hasta las naciones. Me propuse entonces tratar de descubrir el instrumento más eficaz para conocer lo que sucede, para apreciar la realidad y sus particulares aristas, a tal punto que podamos transformarla.

¿Qué necesitamos conocer? Entre otras cuestiones, que: en general, la propia realidad ha cambiado profundamente a remolque de la pandemia, de intereses de grandes potencias, y de nacionalismos trasnochados, por lo que si antes no la conocíamos a detalle, menos la conocemos ahora; el pensamiento único y la manipulación encasillan e impiden mirar la riqueza que encierra lo plural; a pesar de todo, el Estado nacional es y seguirá siendo clave para responder ante las necesidades de la sociedad, más que cualquier otro frente de respuesta que podamos evidenciar en lo privado o en lo internacional; ha llegado el tiempo de actuar localmente pero con plena conciencia de que formamos parte de algo más grande y superador que es el mundo globalizado, cada vez más interconectado, interdependiente, conflictivo; hoy somos presa fácil de la manipulación de la vida en varios sentidos, por el uso perverso de ciertas nuevas tecnologías, inteligencia artificial y algoritmos que explotan información de toda índole; el capitalismo fortalecido y a la vanguardia para cumplir sus metas puramente crematísticas invisibiliza y doblega cada vez más a las culturas locales, los pueblos y su rica historia, a la naturaleza y la vida en general; la Política no se centra en el bien común ni evita el odio, pasó de ser el arte para servir, al arte para servirse, a pesar y por encima de todo; la delincuencia y la corrupción con frecuencia comulgan con el poder político y económico; lo privado no es necesariamente mejor que lo público y viceversa, ambos deben cambiar; la dignidad y los derechos deben ser cada vez más la regla antes que la excepción; carecemos de proyectos con el potencial de unirnos y fortalecernos, dentro y fuera del país; nos hemos alejado de las líneas rojas que nos marcan la ética y la cívica para construir democracias humanas y transparentes; este será el siglo de la igualdad, la equidad y la autonomía de la mujer; las leyes y normas de todo tipo siempre pueden ser manipuladas o violentadas en favor del caos, la impunidad, e intereses mezquinos; en lo individual y colectivo somos producto de una experiencia evolutiva e histórica única, irrepetible e imperfecta, cuyo futuro está en nuestras manos y puede ser mejor.

¿Cómo conocer lo que necesitamos conocer? Todos los caminos conducen a la Educación, puesto que la ignorancia bloquea y pasa facturas impagables a las naciones, condenándolas al atraso. Por esto, la visión pública es esencial en lo educativo, ya que el Estado y el gobierno juegan un rol insustituible para garantizar mejoras importantes, definen políticas que orientan el sector e impulsan acciones con los recursos económicos suficientes y leyes adecuadas; todo junto evita que la Educación se convierta en un negocio puro y duro, o sea de mala calidad, y que no responda a nuestra realidad y necesidad. No es dable que el Estado abandone su responsabilidad como rector del campo educativo, menos aún que lo ceda o entregue a otros actores; son los ministerios y otras instituciones, escuelas, colegios, universidades, los principales responsables de educar y formar para comprender a cabalidad los asuntos de mayor urgencia y preocupación, de tal forma que conocida la realidad se incida en ella. Es la Educación con enfoque crítico el instrumento insustituible para sentar bases sólidas de un proceso de cambio profundo e impostergable.

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