Publicidad

Ecuador, 20 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Simón Valdivieso Vintimilla

Tira la piedra…

16 de julio de 2021

Tira la piedra y esconde la mano. La maldad y la hipocresía se hicieron presentes  días atrás a raíz de una noticia de prensa que daba a conocer la condecoración que le había conferido el Presidente de la República a César Monje Ortega, Ministro de Gobierno a esa fecha, esto es la Orden Nacional al Mérito en el grado de Gran Cruz, una de las más altas condecoraciones.

Y es que  en menos que cante un gallo, apareció un mensaje del otrora “Primer Ciudadano” del país  subestimando  la condecoración que le había sido concedida e impuesta a César Monje,  sugiriendo que es un corrupto y que por ende el acto presidencial tenía ese matiz.

Y así mismo como dice la sabiduría popular,  le cayeron y le dieron como bombo en fiesta a través de las redes sociales por las reacciones que provocó ese mensaje fuera de tono, ya que era sabido para todos los ecuatorianos las condiciones de salud  del Ministro de Gobierno no de ahora sino desde hace algún tiempo atrás,  por lo que hubo un repudio generalizado a ese mensaje inhumano.

Las muestras de humanidad son moneda corriente entre personas. Eso es lo que pude leer a raíz de ese exabrupto que circuló en las redes sociales, que fue repudiado en forma generalizada, lo que llevó a que el autor del mensaje desde el ático borre lo escrito, sin embargo hay que recordar que palabra suelta, no tiene vuelta y que en los tiempos actuales la tecnología permite guardar en la memoria del  dispositivo electrónico, amén de que actos crueles como esos se fijan en nuestra memoria y en la memoria social.

Y es así que circulado y retirado el mensaje, retrocedimos en el tiempo y nos acordamos de que el autor del mensaje años atrás condecoró a un ex funcionario público al que la sospecha del fraude en el proceso electoral  le es su verdadera condecoración. Ergo, quien tiene rabo de paja que no se  acerque a la candela, pues como dice la abuela de la casa, que se mueran los viejos para que no se conozcan las verdades. Y claro aquí cabe recordar aquella sentencia de que de lo humano nada me debe ser extraño.

Contenido externo patrocinado