La espiral de violencia, corrupción, narcotráfico, desempleo e inequidad que sufrimos en Ecuador, además de otras problemáticas sociales como la salud pública o la educación, requiere la redefinición desde un enfoque creativo, que no solo aporte soluciones instrumentales sino humanas, en un mundo cada vez más cambiante (complejo – superficial), de fotos felices y gente triste como en las redes sociales, se presentan un sinfín de variables por resolver y que hacen de la interdisciplina un factor indispensable para la búsqueda de soluciones eficaces. A modo de ejemplo la antropología social toma como referencia al ser humano, ingresa en la sutileza de los pueblos, entiende su amor, odio, miedos, a través de su cultura.
La construcción del nuevo Ecuador parece una utopía, consecuencia de la falta de empatía y exceso de improvisación en la gestión pública. Creer que los problemas se resuelven con slogans es un error. ¿A quien acudimos para pedir responsabilidades de todo lo que ocurre? o ¿Es una sentencia para la población?
Empezaron los falsos rumores, la transferencia de jugadores políticos, las ideologías de oportunidad, los demócratas por conveniencia. Ahora mismo que tenemos un tablero de posibles candidatos a conducir los destinos del país, debemos plantearnos el ejercicio de conciencia con algunas preguntas lógicas, como cuando vamos a la entrevista de trabajo. ¿Su hoja de vida?, ¿qué experiencia tiene?, referencias personales, estudios. ¿Cree usted que le contratarían con algún juicio pendiente o sentencia?, ¿o porque le cae bien al gerente? Por qué no hacemos lo mismo cuando del país se trata. No podemos exigir más al deportista que al político, aunque digan que los teléfonos son más inteligentes que sus dueños, no dejemos que vibre más que el corazón.
Los días van de prisa; discursos, descalificaciones, bandas de fanáticos y el desparpajo de algunos hablando de derechos humanos, justicia social, como si el tiempo borrara todo y la memoria fuese frágil. Ya no defendemos lo correcto, sino lo que nos beneficia. Demandamos recorrer otros senderos para lidiar con la ambigüedad de los tiempos actuales. Los ciudadanos nos merecemos otra cosa.
Es un tiempo difícil, donde la sabiduría molesta al tonto que es preferible evitarlo para que no se ofenda. Como lo advertía el mexicano Octavio Paz cuando se refería a la crisis de la democracia. Con el enfoque de la complejidad, ¿dónde estará la ética vector central de la sociedad? Con profunda pena y la inquietud por la incertidumbre ante el futuro, me cuestiono con, ¿qué hijos le vamos a heredar a este país?