1. Deudores por becas y créditos educativos: el Gobierno se sensibilizó por la situación que viven aquellos hombres y mujeres de “buena fe”, quienes en su momento –por escasez de recursos económicos– tocaron las puertas del Estado con el fin de solicitar financiamiento para realizar estudios superiores. Hoy, vía “Ley de Crecimiento Económico”, la cual se tramita en el Legislativo, el Ejecutivo busca condonar el 100 por ciento de los intereses y gastos judiciales a 8.707 profesionales. ¡Alivio!, pero se vuelve prioritario subsanar, por lío de fondo y de forma; el lío de fondo estuvo en que el acompañamiento financiero estatal para educación superior establecido hace más de cinco años atrás fue débil en cuanto a no atar a los potenciales profesionales al aparato productivo privado (en mayor grado). Fue y es por ese “pequeño” detalle que hoy hay cerca de nueve mil almas deudoras impedidas –pero deseosas–, por ser huérfanos laborales, de honrar la obligación y, el lío de forma está en que quien es deudor, a consecuencia del lío de fondo, hoy debe cargar con una operación vigente vencida en su historial crediticio y aunque la misma legalmente no es vinculante sino solo informativa, está allí. Subsanación: Legislativo bien podría sensibilizarse y disponer la eliminación del vencimiento de la operación del historial crediticio de todos los deudores, independientemente de si atraviesan un proceso coactivo.
2. Jóvenes con maestría o doctorado (PhD); la expresidenta Rosalía Arteaga en una reciente entrevista televisiva, prácticamente clamó a las Universidades para que contraten más jóvenes con Doctorado y Maestrías. Aquí hace falta sensibilidad, a gritos. ¡Hay dolor e impotencia! Ciertas Universidades apuestan por “caras conocidas” excluyendo a quienes son jóvenes preparados, incluso siendo exalumnos de aquellas. Mensaje, si los administradores de aquellos casos no se sensibilizan: “Bienvenido para estudiar, pero no para colaborar”. (O)