Reflexión dominical
Tecnocooperación: comunicación para el desarrollo
El 24 y 25 de marzo se ha celebrado en la ciudad de Quito una reunión entre la Unión Europea y América Latina para defender instrumentos de cooperación birregional. Además de Ecuador, en el evento han participado Colombia, Venezuela, Brasil, Argentina, México, Perú, Costa Rica, entre otros. El impulso económico y social que experimentó Latinoamérica en los últimos años, y en particular Ecuador, no ha pasado desapercibido en Europa. Tal es así que la Unión Europea ha desarrollado un plan regional para América Latina y el Caribe, estableciendo el foco en diferentes objetivos entre los que se encuentran el medio ambiente y cambio climático, el crecimiento inclusivo y sostenible para el desarrollo humano ― que comprende también políticas contra las drogas―, la educación, el crimen y seguridad, el buen gobierno y la asistencia técnica.
Los países de la región, a pesar de su diversidad cultural, presentan una serie de desafíos comunes ―aquellos que destaca el plan regional y otros―, pero, sobre todo, comparten el impulso de un elemento principal para la coordinación de la cooperación: la conectividad. El uso de la tecnología entre países facilita no sólo la comunicación para agilizar temas que requieran de especial atención ―en este caso, entre la UE y América Latina―, sino que puede suponer incluso un antes y un después en la cooperación y el desarrollo entre países. Pero, para ello, es imprescindible la conectividad. El desarrollo de Internet en la región es ya el factor de cohesión social y económica más importante y estratégico. Cuando hablamos de procesos de integración, estamos hablando ya –fundamentalmente- de integración tecnológica, la que va a permitir desarrollar las economías regionales con perspectiva global.
Redes para el desarrollo
En el año 2013, la CEPAL – Naciones Unidas y la Alianza para la Sociedad de la Información en América Latina y el Caribe publicaron un informe titulado Banda Ancha en América Latina: más allá de la conectividad a fin de identificar las diferencias entre los países latinoamericanos y poner a disposición redes que faciliten la comunicación para el desarrollo. El estudio concluye que en la región no hay suficientes puntos de interconexión. Para contrarrestar esta realidad y lograr una mayor conectividad interregional, la CEPAL propone: economías de escala ―hay que tener en cuenta el tamaño de la población, los ingresos y el coste de la banda―, costo del acceso internacional a Internet ―a mayores distancias, mayor capacidad para acceder a Internet―, la conectividad regional directa ―entre los países de la región y entre los diferentes países a nivel interno para la optimización de precios finales―, alojamiento remoto de contenidos ―que debido a los precios altos la mayoría del contenido se aloja fuera de las regiones dando lugar a un mayor costo de acceso―.
Este mismo informe presenta también los resultados de una investigación realizada en 2009 para medir la contribución de la banda ancha al desarrollo en América Latina. Y lo expone desde tres factores diferentes: i) el despliegue de banda ancha crea empleo y actúa sobre el conjunto de la economía; ii) impacta directamente en el conjunto del sistema económico que afecta a las empresas y a los consumidores residenciales ―aumentando la productividad y contribuyendo al crecimiento del PIB―; iii) aumenta el ingreso real de los hogares cuya consecuencia es la disminución de la pobreza y la contribución al crecimiento económico.
En relación al PIB, se ha demostrado que «cuando se controla estadísticamente por el nivel de educación y el nivel inicial del PIB per cápita, un aumento de 1% en la penetración de banda ancha contribuye 0,0158 % al crecimiento del PIB». En relación a la creación de empleo, «al incorporar nuevos sectores de la población al mercado de acceso electrónico, la banda ancha contribuye a la creación de nuevos negocios mediante un efecto innovación, que conlleva nuevos puestos de trabajo». Y, por último, el tercer efecto es el que se refiere al crecimiento de los hogares. Haciendo gala del estudio de 2009, se confirmó que «un aumento en el crecimiento del ingreso medio de los hogares ejerce un impacto en la reducción del nivel de pobreza de un país». Colombia y Costa Rica son dos ejemplos.
Aplicaciones para la cooperación
A lo largo de los últimos meses, se ha reflexionado mucho sobre el impacto de las tecnologías en el cambio de modelo de las sociedades y de nuestros comportamientos. Ahora debemos agregar un nuevo elemento al debate: la posibilidad de aplicar la tecnología, entre los países de América Latina, para el impulso de la cooperación y el desarrollo. En este sentido, tanto la Unión Europea como los países de la región tienen una tarea pendiente. Los nuevos modelos de participación, los nuevos modelos de organización, transitan hacia nuevos paradigmas que busca como objetivo final mejorar la democracia. De la tecnología a la Tecnopolítica. De la Tecnopolítica a la Tecnocooperación. De la Tecnocooperación al desarrollo.
PrecisamenteIEEE STC e-GovernmentIEEE STC e-Government e IEEE Computer Society, a través de IEEE Ecuador han organizado el Hack Ecuador Challenge 2015, un evento de desarrollo de aplicaciones tipo hackathón a realizarse en Quito, en el marco de las actividades del ICEDEG 2015 (siglas de International Conference on eDemocracy & eGovernment). El objetivo, según lo definen sus propios organizadores, es promover el acceso y la apertura de datos en las diversas administraciones y entidades públicas, alentar el desarrollo de aplicaciones cívicas creativas para vincular a la ciudadanía y al sector público en la co-creación de soluciones para atender necesidades identificadas en un sector de la población, de una comunidad o ciudad.
Si bien ya existe una gran apuesta de talento en el diseño de aplicaciones para la acción política y social, lo cierto es que todavía hay una tarea por delante: aplicaciones que ayuden a las instituciones que apuestan por la cooperación a facilitar el trabajo entre países conectados y en aquellos temas que son más necesarios de atender, como es el caso de la seguridad ciudadana, de la migración o del medio ambiente. En España, por ejemplo, EsTuCoo es una aplicación que brinda información para que sus usuarios puedan viajar con conciencia. Se ha puesto en marcha con motivo del Año Europeo del Desarrollo y busca «poner en valor el patrimonio que ha venido recuperando durante décadas para favorecer el desarrollo de los países que lo atesoran».
La apuesta europea por el impulso de ayudas para la cooperación y el desarrollo en los países de América Latina es decidida. Además, la UE ha puesto en marcha el programa Horizon 2020 ―el cual cuenta con un presupuesto de 80.000 millones de euros― para lograr que se produzca ciencia y tecnología de talla internacional y para que los sectores públicos y privados trabajen conjuntamente en la búsqueda de soluciones a los retos a los que se enfrentan las sociedades de hoy. En este sentido, uno de los focos está puesto en las sociedades seguras, para proteger la libertad y la seguridad de los ciudadanos de catástrofes naturales, impedir los cibertataques y luchar contra el tráfico ilegal de personas, drogas o bienes falsificados.
La conectividad e Internet ha tenido un gran papel en el crecimiento de países en vías de desarrollo. Ahora, a través de políticas que fomenten la tecnología aplicada a la cooperación y al desarrollo, Latinoamérica tiene un gran futuro por delante. Es el momento para dar el gran salto y adaptarse a las necesidades de los ciudadanos, poner en valor aplicaciones que ayuden a conectar continentes, países, ciudades, y proyectos que ayuden a avanzar, cooperar y desarrollarse: crecer con equilibrio, justicia social y sostenibilidad medioambiental. La cooperación tecnológica es la cooperación del presente y del futuro. Ecuador abre caminos.