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El Telégrafo
Daniel Soto

Te lo explico con fútbol: 100 días de gobierno

03 de septiembre de 2021

Imaginen a un equipo de fútbol que se la pasa bebiendo, de fiesta, gastando millonadas en cada viaje cuando juega de visitante, con una comitiva digna de jeques árabes, en donde los directivos se permiten hacer negocios ilegales a través de las dignidades que ostentan. Imaginen que el directorio se cobra a título personal el 10% de cada entrada, auspicio y derecho televisivo, porque pueden, porque así les enseñaron durante 14 años.

Imaginen a los jugadores figureteando por todo lado en vez de entrenar para evitar que su equipo caiga en la vergüenza. Imaginen a los jugadores sin sudar la camiseta en la cancha porque no están de acuerdo con la repartición del premio. -Si no gano yo, no gana nadie-, ese es su lema. Ahora que acabo de describir a un equipo de fútbol imaginario que sufre de corrupción purulenta y repugnante, tengo que decir que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Río y lloro al mismo tiempo.

En fin… si así se encuentra al equipo, ningún director técnico es lo suficientemente poderoso como para cambiar rotundamente el desempeño del equipo en un solo partido.

Tal como en un equipo de fútbol, ahora imaginen o mejor dicho, recuerden la fiesta, el negocio, el figureteo, etc, etc de nuestro país en los últimos 14 años. Como en la cancha, un presidente no es suficiente para cambiar la tendencia económica de un Estado, mucho menos si el país está entregado a la corrupción, despilfarro y clientelismo.

Así como en el rey de los deportes, el Estado es un equipo que tiene sus jugadores perfectamente diferenciados, cada una con un rol específico asignado para ejecutar una estrategia que según el presidente, podrá sacar el país adelante. En el fútbol, si la defensa no funciona, no importa cuántos goles haga la delantera, el contrincante siempre podrá hacer uno más; en otras palabras, no importa qué tan bueno sea el presidente y sus ministros, por ejemplo, si la Asamblea se planta como mula, es imposible gobernar con solvencia, si la gente prefiere defender la naturaleza en Montecristi en vez de poner un radar para detectar narco avionetas, seguiremos viviendo los secuestros, sicariato, desapariciones forzosas, balaceras en las calles y en las cárceles, etc.

Si la mitad del equipo está despertándose chuchaqui luego de la farra de 14 años y la otra mitad acaba de llegar como parte de las nuevas contrataciones, debemos ser conscientes de que el equipo necesita tiempo para acoplarse, encontrar su juego, para entenderse, perder el miedo, respetarse dentro de sus esferas de responsabilidad y complementarse en sus habilidades.

Cada uno de ellos debe entender que por más padrino que hayan tenido antes, el equipo es uno y el resultado que buscan todos es el mismo: ganar las copas de los campeonatos en los que participan; es decir, tener un resultado fiscal sin déficit, dejar de depender del petróleo, eliminar la inseguridad en las calles, acabar con la corrupción, sacar a los cárteles del territorio ecuatoriano, lograr una verdadera igualdad de género, entre otros.

Todavía hay que hacer ajustes, pero no solo en la plantilla de jugadores, sino también en la forma de pensar de todo el equipo. Todo el país tiene que alinearse para darlo todo en la cancha, sin importar si el presidente que nos dirige no es de nuestro agrado, creo que la educación es fundamental, muchas veces ni los propios representantes del pueblo entienden el porqué de una decisión. La falda de educación se traduce en que tenemos la oportunidad de conseguir nuestros propios éxitos en vez de estirar la mano y pedir limosna al Estado.

Al equipo no solo lo hacen los jugadores, sino también todos los miembros del staff, equipo médico, de cocina, de limpieza, los que hacen los uniformes y también lo hace la hinchada que lo mira desde las gradas; al Estado lo hacemos todos, las demás dependencias gubernamentales, las alcaldías, las empresas, los emprendedores, los ciudadanos. Han pasado 100 días de gobierno, el resultado de lo que vemos, es el reflejo de lo que hemos hecho todos, no sólo el gobierno.

100 días de gobierno es un partido de futbol. Solo se ha logrado probar cómo resultan los nuevos cambios. Desde luego, hay aciertos: 9 millones de vacunas son un gol de tiro libre, jugada pensada y bien estudiada, necesaria para poder volver a reactivar la economía tan rápido como se alcance la inmunidad de rebaño, así nos mérenlos de nuevo en el partido. Hemos visto la primera victoria, no olvidemos que al mundial se llega luego de 4 años de eliminatorias, y 4 años dura un período presidencial.

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