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El Telégrafo
Mariana Velasco

Tarea de todos

24 de mayo de 2023

La figura constitucional de Muerte Cruzada, es la primera vez que se aplica en nuestro país desde la Constitución promulgada el 20 de octubre del 2008, en la búsqueda de garantizar un mínimo de gobernabilidad con el cese de la Asamblea Nacional y la convocatoria a elecciones presidenciales y legislativas. Se mantienen vigentes las funciones Judicial, Electoral, Participación Ciudadana y Ejecutiva por seis meses a través de decretos. El presidente de la República no gestó un golpe de Estado, ni se declaró dictador.

Ver a la Asamblea Nacional, función del Estado, convertida en desestabilizadora de la institucionalidad del país, carcome los huesos y duele los bolsillos. Esta es una nueva oportunidad para articular acuerdos bajo principios éticos, negociar posibilidades, acumular fuerzas y con racionalidad más que emotividad, elegir al mejor. Hay que ser rápidos y flexibles -el tiempo apremia-urge renunciar a intereses personales y encontrar soluciones a los problemas donde se conjuguen los recursos y capacidades de múltiples asociados, sociedad civil y el sector privado.

Se necesita de agentes catalizadores que forjen nuevas alianzas. Si se quiere vencer al contrario hay que hacer las cosas mejor que ellos. Rechazar la presencia de nombres en calidad de ‘’chimbadores’’ qué, a sabiendas de no tener posibilidades de ganar, se prestan para la dispersión del voto y así favorecer a determinada candidatura. Dicen ser de derecha pero trabajan con la izquierda en agradecimiento a favores recibidos.

Este segundo semestre, será complejo, hasta peligroso y no cabe descuido. No es momento de demostrar una falsa confianza, de aceptar que ya se hizo todo lo posible. No es tiempo de respuestas nacionalistas estrechas, ni tampoco de soluciones a corto plazo. Deberíamos ser capaces de afrontar tareas de largo alcance para apretar fuerte a la esperanza.

La única certeza que nos deja la figura de Muerte Cruzada es que somos incapaces de predecir lo que se avecina o saber cómo esos eventos pueden desatar otras situaciones inesperadas. Para hacer frente a los desafíos que se presentan se necesita un espíritu de innovación, respaldado por la acción.

Hay inquietudes latentes que no se pueden ignorar: pobreza que ronda en cada esquina, desprestigio de la política, corrupción campante, instituciones anoréxicas, crisis económica, inseguridad por doquier y desconfianza del pueblo. La Constitución marca el camino y una vez más, el soberano tendrá la palabra.

Ante el nuevo proceso electoral de agosto, la ciudadanía debe asumir con urgencia el compromiso de llevar adelante una contraloría social al Consejo Nacional Electoral para impedir cualquier irregularidad. Los últimos procesos dieron pie para dudar de un trabajo honesto y transparente.

El candidato /a debe aspirar a gobernar un país con mucho más de un 20% de los votos, así como lograr tener una bancada fuerte en la Asamblea Nacional; sin estos requerimientos, nadie puede hacer magia. Para lograrlo, ese perfil presidencial debe poseer cualidades y experiencia para con talla de estadista, honestidad probada, conocimiento para administrar un país, coherencia, capacidad para trabajar en equipo, compromiso, responsabilidad, proactividad, habilidades comunicativas y empatía, demostrar que la política es una forma particular de afrontar aquellos conflictos que deben resolverse democráticamente.

La próxima administración, que dispondrá de 18 meses de mandato, debería ejecutar un plan de contención y priorizar seguridad y empleo; la vanidad no puede ni debe ser la máxima; ya suenan voces con egos inflados. ¡Así no se rompe el círculo vicioso! Se escuchan ecos presidenciables qué, de llegar a registrar sus nombres en el CNE, habrá nuevamente dispersión de votos y como un rosario- no de besos- llevará al muro de los lamentos.

En medio de esta nueva experiencia que los ecuatorianos experimentan, es una oportunidad para un cambio democrático. La clase política y la sociedad civil, en medio de la crisis, deben ratificar su compromiso con la democracia, más allá de las coyunturas y para ello la justicia, el bien común y la libertad deben brillar.

Hoy es cuando los ciudadanos deben levantar la voz y recordar a los poderes del Estado que están bajo escrutinio social, toda vez que la ciencia política es aquella qué al abocar el análisis de las relaciones de poder, implícitas o explicitas entre la autoridad y los individuos, grupos, organizaciones, estructuras, procedimientos y procesos son mecanismos a través de los cuales se llega a la toma de decisiones políticas.

Hay que recordar a todo actor social y político que debe priorizar el preservar la paz y el orden democrático, porque las necesidades como país, deben estar por encima de intereses personales, partidistas o ideológicos y para ello, se requiere de una clase política seria, comprometida con las grandes causas nacionales y no con agendas mezquinas.

Es el momento para encontrar soluciones de forma oportuna y evitar algún tipo de impacto en los derechos individuales, colectivos y principios democráticos. Es tarea de todos.

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