Termina diciembre y la mayoría de marcas,instituciones -plataformas digitales incluidas- y personas suelen hacer un resumen de lo que fue su 2022: highlights con los mejores momentos, photodumps con viajes y encuentros, hasta historias con aquellas canciones que los acompañaron a lo largo de estos 12 meses. Generalmente, el análisis suele concentrarse en la tecnología, cuando si lo pensamos, lo importante es el impulso humano por destacar. Por ello, siguiendo la misma dinámica y estilo de Spotify Wrapped, creo oportuno revisar lo que fue este año para la comunicación, además de las tendencias y oportunidades que se visualizan de cara al futuro.
1. No dejamos ni dejaremos de brillar: Durante estos meses se acentuó la tendencia de las personas de compartirlo todo: reuniones con amigos, paredes “instagrameables” con frases en neón, conciertos… todo aquello que proyecta una personalidad cool, como si fuéramos verdaderos rockstars (síndrome de la protagonista de la película que hoy es más notorio con BeReal). Recordar, únicamente, que detrás de la personalización de contenidos, está la intención de hacernos sentir únicos y especiales.
2. Personalidad excursionista: En el 2022 los usuarios de plataformas y redes sociales decidieron explorar nuevos espacios digitales, principalmente aquellos donde pueden conectar con personas más afines con sus intereses y comportamientos. Twitch, ClubHouse, Discord o El Tenedor son algunas alternativas al mainstream de Meta, pues permiten crear mayor cercanía dentro de las comunidades web.
3. Entusiastas de lo cotidiano: En la actualidad, hay preponderancia de los contenidos efímeros que desaparecen en 24 horas. De hecho, en redes sociales es cada vez más frecuente ver a los usuarios actualizar sus stories dos, tres, muchísimas veces al día; algo que contrasta con la disminución de las posts fijos. Una oportunidad que las marcas han sabido -y deben- aprovechar.
4. Diseñados para ver: Las nuevas generaciones conectan muy bien con lo visual: videos, reels, gifs, imágenes. Lo cual implica una simplificación de los mensajes y la necesidad de recurrir a formatos que permitan comunicar en poco tiempo.
Las nuevas tecnologías se transforman y, con ellas, nuestras prácticas sociales y formas de interacción. No obstante, la cuestión aquí está en comprender que el centro de la comunicación son las personas. Como diría Spotify: los dispositivos no comunican y nosotros sí.