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El Telégrafo
Erika Sylva Charvet

¡Soluciones, no quejas!

31 de octubre de 2017

Era impensable en el gabinete de Rafael Correa que un/a ministro/a presente los problemas heredados de sus antecesores/as como argumentos para justificar su desempeño. Quien aceptaba ser autoridad debía asumir desde el primer día la responsabilidad en la solución de los problemas.

Fue así como pudo cumplir casi todas las ofertas de campaña. Cabe resaltar la de sus primeros meses en 2007, cuando a los dos días de posesionado incrementó el Bono de Desarrollo Humano, casi al mes el de vivienda y a los tres meses tenía trazado y tomadas las primeras medidas de su plan económico, sin hablar de que al mes y medio se empezaba a cumplir la principal oferta electoral con la convocatoria a consulta popular para que el pueblo decida en torno a la Asamblea Constituyente.

En ese proceso el Gobierno confrontaba con los poderes fácticos. Pero nunca compareció públicamente para quejarse de los problemas heredados porque de lo que se trataba era de resolverlos. Esta nueva actitud generó entusiasmo en el pueblo que recibía al mandatario con cariño por donde iba. Yo lo acompañé entre 2010-2013 y jamás atestigüé un atisbo de rechazo.

El contraste con el presente es conspicuo. Para empezar, se ha suplantado la principal oferta -la continuidad de la RC-, por la agenda de la derecha: diálogo y consulta, que se la empezó a operativizar desde el primer día. En cambio, la oferta social (vivienda, bono, universidades) brilla por la ausencia. Y el plan económico todavía es una incógnita.

Pero, lo que más llama la atención es la actitud del gobierno de Lenín Moreno. No para de quejarse. Primero fue el asunto económico: se quejó porque la “mesa no estaba servida” y por la deuda.  Luego, un ministro se quejó de unas calderas a punto de explotar en la Refinería; posteriormente hubo quejas sobre las construcciones en Yachay; y recientemente el Presidente ha comparecido públicamente para contarnos que ha identificado “más de 640 obras con problemas”.

Más allá de que en la mayoría de los casos se demostró lo equivocado de estas afirmaciones, me pregunto ¿por qué se quejan? Si decidieron llevar las riendas de este país su responsabilidad es la de resolver los problemas nuevos y heredados y no de contarnos que tienen problemas y no pueden resolverlos o se van a demorar en hacerlo. ¿O será acaso que con ello se quiere justificar la desinversión pública? ¿O quizás preparar las condiciones sicológicas de la población para justificar la toma de medidas económicas, endilgando a otro la responsabilidad?

Pese a lo que dicen las encuestas de que tiene una aceptación de más del 80%, a los cinco meses el gobierno de Moreno y sus ministros/as ya han recibido el rechazo de grupos de pobladores en ciertas comparecencias públicas, ciertamente silenciadas por los medios de comunicación. Otra diferencia conspicua con el Gobierno anterior y, más bien una semejanza con los neoliberales. Es el precio de haber pactado con quienes no pueden caminar por las calles y de su intento de poner fin a la Revolución Ciudadana. (O)

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