Este es el lema de la sexta Cumbre de las Américas que se realizará en Colombia, en Cartagena de Indias, el 14 y 15 de abril. Cabe preguntarse quiénes son los socios y de qué prosperidad se habla, cuando, precisamente, el continente americano es la región con los peores índices de pobreza y redistribución de la riqueza del mundo, además de ser una de las regiones con mayor biodiversidad, concentración de recursos y zona estratégica en producción de alimentos. Es decir que es la región con las peores contradicciones a todo nivel.
En este contexto, vivimos una lucha social e histórica de varios siglos intentando salir de la miseria y exclusión en la que nos metieron, tanto las grandes potencias metropolitanas como las élites metropolitanas asentadas, enquistadas, en las periferias de Latinoamérica. Declarar la búsqueda de prosperidad por parte de este foro está lleno de contradicciones ya que su origen marca su tendencia y perspectiva ideológica. Recordemos que lo impulsó Estados Unidos con el objetivo claro y brutal de imponer un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), precisamente en el año en que el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (Canadá, Estados Unidos, México) entraba en vigor, así como en México se levantaba en armas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional o unos años antes se iniciaban en el Ecuador las grandes movilizaciones indígenas que pusieron en escena a pueblos y nacionalidades.
Todo el continente sufría las vergonzosas acciones de gobiernos neoliberales que, aupados por Estados Unidos, pretendían convertir los territorios, los Estados/Naciones, en meros mercados de importación de los excedentes de productos y servicios de la potencia del norte. No olvidemos que en el Ecuador fueron los movimientos sociales lo que detuvieron en 2005 las intenciones de un tratado de libre comercio. No olvidemos que los empresarios, aquellos supuestamente comprometidos con el desarrollo del país, buscaban convertirse también en grandes importadores de traseros de cuartos de pollo, etc. Desde la Cumbre de 1994 hasta la de 2009, este foro de presidentes no ha sido más que un espacio retórico que, no se puede negar, ha tenido intentos por modificar su naturaleza, pero se demuestra una vez más, excluyendo a Cuba, que quien pone la agenda es Estados Unidos.
Entonces, ¿por qué seguir participando de estas cumbres? Basta leer la documentación, los “Planes del Trabajo del Grupo de Revisión de la Implementación de Cumbres”, etc., para concluir que está destinada a desaparecer. Tampoco se puede negar que el Gobierno colombiano se juega un lugar estratégico en las relaciones internacionales de la región donde su posición ideológica y política es minoría… La región debe concentrarse en fortalecer la Celac y su corazón, la Unasur; todo lo demás se reduce a una buena oportunidad para la promoción turística local.