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El Telégrafo
Sebastián Endara

La sociedad civil

16 de mayo de 2019

¿Cuál es el rol de la sociedad civil en la actualidad? Me parece que para poder responder con cierta justicia a esta pregunta debemos adoptar una mirada desde la sociedad civil y no desde el Estado. Es muy ilustrativo mirar el proceso seguido por los diferentes tipos de Estado en Latinoamérica, y sus diferentes modelos de desarrollo (liberal, desarrollista, neoliberal, etc.), pero, si bien sus políticas pueden generar un importante impacto en la sociedad civil, considero que no es lo estrictamente determinante para poder entender lo que ocurre en la sociedad.

Es probable que la teoría política actual tenga un sesgo estatista, por eso es importante mirar y generar una aproximación política a la sociedad civil, desde la perspectiva de su complejidad. Es decir, las dinámicas de los movimientos de la sociedad civil y la interacción de los ciudadanos en general, tejen un entramado cultural y simbólico que tiende a modificar no solo a las instituciones políticas, sino a transformar los puntos de vista jurídicos, éticos y filosóficos que sostienen la institucionalidad.

Pensemos en cualquiera de los temas que hoy ocupan la vanguardia de la discusión ciudadana, y veremos que ninguno de ellos ha sido puesto en la agenda política por el Estado sino por la sociedad civil. La sociedad civil es la propulsora de los contenidos del cambio social, unas veces bajo la aquiescencia del Estado, otras a pesar y en contra de él. Pero suponer que los cambios comienzan y terminan en el Estado es un error.

Solo desde esta perspectiva se puede ver la importancia del rol que ha jugado la sociedad civil en los cambios sobre la profundización de la democracia en los últimos años, pero paradójicamente, también en la reconstrucción del poder (incluso el poder de tipo totalitario que termina restringiendo derechos) justo cuando el accionar del Estado no coincide con las demandas generales de la sociedad civil.

Es decir, la sociedad civil también es un contrapoder para el Estado, y no existe, en consecuencia, una simbiosis necesaria entre la sociedad y el Estado. Los extravíos de las tendencias progresistas que fueron acuñadas en las luchas de la sociedad civil hacia el populismo o el neoconservadurismo tienen que ver mucho con ello. El reto está justamente en poder ver de manera anticipada y respetuosa las tendencias y necesidades de la sociedad, y canalizarlas para robustecer la democracia. (O)

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