La libertad no puede darse en ambientes desiguales. Porque si la libertad, erigida como valor universal, no puede ser expresada en la vida de todos los miembros de una comunidad, o bien no es un valor fundamental, o bien requiere que todos los miembros puedan acceder a ella de manera equitativa, con lo cual la equidad se convierte en una condición necesaria de la libertad. En esta línea de pensamiento, es obvio que la sociedad debe cuidar el sostenimiento de la equidad si quiere que sus miembros puedan desarrollar todos sus potenciales en libertad, una libertad que naturalmente no puede atentar contra sus propios principios, con lo cual directa o indirectamente, su despliegue queda plenamente ligado a la profundización cualitativa de la equidad.
No somos iguales evidentemente, ni queremos serlo. Las particularidades constituyen una riqueza social y fortalecen las consecuencias del pleno ejercicio de la libertad, pues, qué mejor que la diversidad para su profundización y expansión. Pero diferenciarnos a partir de la posibilidad o no, del real ejercicio de la libertad es una de las principales contradicciones de la sociedad capitalista y la más perversa forma de corrupción intelectual, ya que la libertad en cuanto valor no está, ni debería estar sujeta a la posesión de recursos. De hecho, ocurre exactamente lo contrario. La necesidad de libertad es implacable en situaciones de carencia y exclusión, situaciones normales dentro del esquema de acumulación y crecimiento economicista, donde el deseo de libertad se traduce en deseo de justicia, en lucha por remediar una formidable contradicción social que ciertamente, no debería culminar en la destrucción de la libertad, aunque ello haya sido la tónica en varias “luchas revolucionarias” que pensaban que por medio de la dictadura se podía garantizar la restitución de la libertad.
Repensar lo justo y la justicia en las condiciones de inequidad es, por lo tanto, uno de los principales aspectos para la recomposición de la libertad, ejercicio que por cierto no estamos haciendo como ciudadanos. (O)