Las y los ministros del presidente peruano Pedro Castillo asistieron ayer al Congreso para solicitar un voto de confianza, el cual definirá si es aprobado o rechazado por el legislativo. La fragmentación que tiene actualmente el país involucra a un presidente de extrema izquierda que ganó en las urnas por un porcentaje muy reducido y un Congreso dominado por la oposición de derecha. A esto se suma la población descontenta por los escándalos de corrupción e inestabilidad política de los últimos años y múltiples decisiones del primer mandatario ampliamente cuestionadas.
La norma suprema del país andino establece que las y los ministros deben recibir el voto de confianza por parte del Congreso en máximo de 30 días después de su nombramiento. Esto significa que, si el Congreso lo niega, el presidente debe nombrar a otra u otro premier y se debe reorganizar el gabinete que se ha caracterizado por tener apenas dos mujeres. Lo que ocurra al interior del legislativo podría trazar la hoja de ruta de muchas decisiones del gobierno. Cabe mencionar que desde el inicio se ha cuestionado mucho al primer ministro Guido Bellido, quien ha expresado abiertamente su misoginia y homofobia, es investigado por el presunto delito de apología del terrorismo y que, según la encuesta de opinión Datum, cuenta con el 76 por ciento de rechazo de la ciudadanía.
Si bien Pedro Castillo no empezó con pie derecho al elegir a su premier, la decisión del Congreso será crucial en el imaginario de la población que ya está dividida entre quienes respaldan y rechazan al primer mandatario y su gabinete. Por su parte, el discurso del presidente de ministros Bellido se centró en la educación resaltando la reforma de la ley magisterial y las vacunas contra la Covid-19. El debate que empezó a las 14h30 del jueves, no logró culminar hasta las 20h30, por lo que fue suspendido para el día de hoy. Lo cierto es que Perú vive nuevamente un escenario incierto, donde las malas decisiones, las pugnas políticas y la improvisación han generado desconfianza del gobierno, generando así un escenario político complejo para las perspectivas de gobernabilidad del país vecino que debería emprender un camino hacia la gobernabilidad.