Siria se encuentra en el centro de una lucha geopolítica mundial y regional donde la mayoría de los participantes interviene con dinero, espionaje, armas y presiones políticas internacionales. Después de la intervención de la OTAN (Unión Europea), convertida en brazo armado de las Naciones Unidas, con que derrotaron a Libia y asesinaron a Gadafi, ahora quieren acabar con el Gobierno de Siria. Y si esto sucede, intentarán derrocar al Gobierno de Irán, en una guerra de impredecibles consecuencias. Las codicias, ambiciones económicas y hegemónicas no tienen límite.
Desde su nacimiento como país en 1946, Siria ha tenido una persistente política internacional independiente y de estructura socialista. Se convirtió en un baluarte, un clavo en el zapato del neocolonialismo francés, de los intereses petroleros anglonorteamericanos en la región, del sionismo israelí, de las monarquías petroleras del Golfo Pérsico (Arabia Saudita, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Catar) y sus enemistades con Irak y Turquía.
Después de la herencia de las cruzadas, las potencias europeas intervienen en la década de 1830 y delegan a los franceses la “protección de los cristianos sirios”. Repetidas veces, Francia y otras veces Inglatera han intervenido en Siria: 1860, 1920, 1932, 1936, 1941 y 1946.
Rusia y China, como miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no quieren autorizar una “libiatización” de Siria y no deben permitir que sea invadida por la OTAN u otro país con cualquier pretexto. En el problema intervienen muchos países y organizaciones, la solución debe respetar su soberanía y diversidades internas, y no convertirse en una nueva ocupación neocolonial. En Yugoslavia, Irak, Libia y posiblemente en Siria, los pretextos no se comprueban o se los falsifica, como ha sido usual en la historia de las invasiones de quienes tienen mayor poder militar, violando la soberanía y autodeterminación de los pueblos y países.
Si bien los Estados Unidos es la primera potencia militar del planeta, hemos pasado del mundo bipolar (los Estados Unidos y la Unión Soviética) a un momento unipolar y estamos entrando a un mundo multipolar en lo militar y económico. Los antiguos y nuevos países colonialistas deben comprender y aceptar, en caso contrario la humanidad podría vivir conflictos de extrema peligrosidad con miles de millones de víctimas. Cada día es más difícil engañar a los pueblos, lo que obliga a un cambio de correlación de fuerzas en la política mundial.