Hace unos días estuve en Quito para el cierre de la campaña Sin ti no hay democracia liderada por el Consejo Nacional Electoral cuya finalidad es informar a la población sobre los efectos de las reformas al Código de La Democracia aprobadas en febrero de 2020. En esas reformas se incluyó la paridad de género como norma para las candidaturas de dignidades unipersonales y pluripersonales. Por lo tanto, en las elecciones seccionales de 2023 este porcentaje crecerá en un 30% de mujeres que encabecen listas, además estas listas deberán estar conformadas por un 25% de jóvenes entre 18 y 29 años.
Estos avances buscan lograr nuevas realidades. Realidades más justas y equitativas en la participación en elecciones en igualdad de condiciones. Sin embargo, y lo digo como abogada, pero también como política; por mucho que las leyes cambien, el verdadero cambio dependerá de la ciudadanía organizada. Una sociedad con más mujeres con agenda feminista involucradas en hacer política, con gente cada vez más joven comprometida en construir nuevos liderazgos, con electores que le exijan mejor preparación y mayor honestidad sus candidatos y candidatas.
Estamos viendo cómo quienes buscan ganar elecciones han tenido que sensibilizarse con temas que nunca antes les interesaron: como los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, las disidencias sexo genéricas, el cambio climático, el respeto por la naturaleza y los animales.
Pero no basta con poner estos temas en el radar político para que sean un baratillo de ofertas de campaña. Es imprescindible un tejido social que haga cumplir a las autoridades elegidas con sus planes de trabajo, para que no les resulte tan fácil traicionar sus promesas una vez llegados al poder. Y también en necesario y urgente que la sociedad rechace con firmeza los discursos misóginos, violentos y vulgares como el que tuvo este fin de semana Héctor Vanegas, candidato a Prefecto por el Guayas por Centro Democrático en un mitin político en Santa Lucía. No basta con que el Código de la Democracia sancione la violencia política de género, no basta con que la norma electoral avance en el tema paridad, de poco sirve que digamos una y otra vez que sin mujeres no hay democracia si como sociedad seguimos tolerando estas expresiones machistas e infames en boca de los candidatos.
Deben salir al frente las nuevas generaciones que estén listas para este recambio en ideas y prácticas políticas. Hombres y mujeres más acordes a la época que vivimos, que estén a la altura de la diversidad e inclusión que las sociedades necesitan para llamarse democráticas.