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El Telégrafo
Simón Valdivieso Vintimilla

Sin embargo...

28 de mayo de 2021

Sin embargo, hasta que el pueblo decida lo contrario, respetaré la institucionalidad actual. Eso es lo que nos dijo el Presidente de la Republica cuando asumió las funciones;  lo que ha llevado a una sola lectura por parte de varios actores sociales, como es el anuncio tácito de la consulta popular.

Y es que la consulta es una necesidad de país si es que se quiere ir a ese reencuentro que nos habló como ciudadano quien sintió en carne propia como millones de ecuatorianos la desinstitucionalización del Ecuador y la concentración de poderes en una sola persona porque la Constitución de la República fue confeccionada a la medida de un proyecto político que no avanzó como soñaban los revolucionarios trasnochados, pues como ellos dicen, porque el Ex presidente los traicionó; pecado del que está perdonado Don Lenin Moreno.

 La palabra del Presidente es palabra de gallero. Y ya lo ha evidenciado cuando días atrás  aún sin llegar a Carondelet dijo que respetaba la sentencia de la Corte Constitucional  sobre la mal llamada despenalización del aborto, pues lo correcto es la descriminalización de esa conducta en casos de violación; cosa que llamó la atención a propios y extraños. Y entendemos que también respetará la decisión que debe salir en estos días de la Corte Constitucional con respecto a la acción planteada por los ex jueces de la Corte Nacional que no se sometieron al proceso de evaluación. 

Hasta ahora lo hemos visto respetuoso y aspiramos verlo a futuro cuando existan actuaciones y decisiones que lo mejor no están en la lógica de su pensamiento humano y político. Siendo así, nos hace ver que estamos frente a un demócrata ante todo, pero sin lugar a dudas ante un estadista  y como dice la sentencia popular:  a los tiempos pan de Ambato.

Con ese mensaje presidencial estamos a las puertas de una consulta popular y los dardos apuntan a la Función Judicial, en otrora llamada la “Cenicienta del Estado”, entonces en buen romance,  a poner las barbas en remojo. Y como dijimos en otro momento, por esta vez sin injerencia política sino por voluntad popular. 

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