La consulta popular tiene un componente político y otro de carácter social, ambiental y económico. En el artículo anterior analicé los temas político-institucionales, como la reelección indefinida, el Consejo de Participación, el castigo político a la corrupción.
Aquí me voy a referir a los restantes.
La limitación de la minería es vital para conservar nuestros recursos naturales, sobre todo el agua. Así mismo, la disminución del área de explotación del parque Yasuní garantizaría medianamente la preservación de los recursos naturales y frenar la agresión a los pueblos en aislamiento voluntario. Además, se trata de sanar la afrenta contra jóvenes e indígenas defensores de la vida, quienes levantaron una iniciativa inédita para hacer una consulta, pero que el correísmo no solo bloqueó, sino que persiguió y denostó a estos grupos. Por ello sí, y con mucha fuerza, a la defensa de la naturaleza.
Por otra parte, la descomunal cifra de niños abusados nos impele a decir sí, para que estos crímenes oprobiosos no prescriban. El abuso contra la niñez, solapado por el propio Estado, merece un sí rotundo. Difícil entender cómo los correístas auspician el no, aun en estas tres preguntas.
Finalmente, la especulación de tierras no se ha combatido realmente con la ley de plusvalía, dado que no afecta a la primera venta. Es indudable que hay que tener una ley que la evite, pero debe ser bien concebida para que no perjudique los pequeños patrimonios de la mayoría de ecuatorianos ni el trabajo de miles de obreros de la construcción, como lo muestra el decrecimiento en menos del 8% de este sector productivo.
La consulta popular es un mecanismo de democracia directa, al cual no siempre se puede apelar, pero que hoy es más necesario que nunca para darnos un nuevo aliento político. El teórico político italiano Norberto Bobbio decía que, frente al poder autocrático, que parte desde arriba, hay que oponer el poder desde abajo; y que frente al poder monocrático, aquel concentrado en una sola mano, hay que oponer el poder distribuido. Nada más, pero tampoco nada menos, representa esta consulta popular. Salir del poder autocrático y monocrático en que vivimos estos diez años, para volver -eso aspiramos- al proyecto democrático participativo e incluyente que fue realmente el traicionado en esta oscura etapa que nos toca superar. (O)