La era de la bulla informativa inunda nuestras vidas de noticias que duran segundos. El inmediatismo periodístico es un tobogán donde nuestras vidas van a velocidades vertiginosas sin tiempo para mirar el pasado adyacente, de hecho por “pasado” entendemos y leemos de individuos que fallecieron hace muchos años y de los cuales no tenemos noción como personas sino como personajes inescrutables.
Muta tan rápido nuestra realidad política que cuando parece inamovible, los cambios vienen violentos desde sectores inesperados, una lección que hemos olvidado y que el periodista e historiador Francisco Herrera Aráuz nos recuerda al presentar al Ecuador una novedosa herramienta social, un libro sobre la “historia inmediata” que aborda uno de los capítulos determinantes del retorno a la democracia: “Si callan a los míos …gritarán hasta las piedras”; donde narra, relata, recrea y revive los hechos y personajes -él uno de ellos- de abril de 1978, cuando un efervescente, revolucionario y latinoamericanista movimiento estudiantil de colegios quiteños, cobijados en parte por la Teología de la Liberación, convulsionan la dictadura del Triunvirato Militar con la “Guerra de los cuatro reales” y la encajonan hacia las elecciones de 1979, un logro de consejos estudiantiles premeditadamente ignorados.
A más de mostrarnos la ideología juvenil y la realidad política de hace unos pocos años, Francisco pone en el autopista de nuestras vidas un stop, un nuevo espacio que nos permita a las generaciones actuales compartir y analizar acontecimientos cuyos protagonistas no sólo que están vivos, sino que son políticos importantes dentro y fuera del actual Gobierno, lo que implica que esos ideales revolucionarios sí triunfaron para muchos y es muy sano el recordarles.
Este libro nos traslada a un Quito que lo vivimos y si bien tres décadas son segundos en la vida de nuestra nación, constituyen un espacio de tiempo donde millones de ecuatorianos hemos coincidido, por lo que es vital que esta “historia reciente” se permeabilice a sectores y espacios más amplios.
Es un privilegio tener la edición de lujo, pero en la época actual, es imprescindible una edición masiva y popular que permita a más ecuatorianos recordar, a través de la narrativa de Francisco Herrera Aráuz, nuestras vidas colegiales/universitarias y evaluar, de todo ese patriotismo emanado, cuánto se convirtió en un verdadero aporte al desarrollo del actual y amado Ecuador … y cuánto nos falta por dar.