Durante 51 años escribimos sobre esos temas educativos fundamentales. Por lo general, los tratan superficialmente. Se requiere urgentemente que los especialistas tengan una visión integral, multidisciplinaria, que recojan los aportes de la revolución cognoscitiva y se adapten a nuestras realidades regionales.
La prueba Ser Bachiller es demasiado generalista. No toma en cuenta la variedad de las inteligencias múltiples de los estudiantes, los requerimientos cognoscitivos, ni las aptitudes e intereses que requieren las carreras. Ser Bachiller excluye a quienes quieren realizar estudios filosóficos, artísticos y espirituales.
Además de la prueba Ser Bachiller, que debe servir para saber dónde nos encontramos según los estándares internacionales, habría que agregar otra prueba con contenidos específicos de acuerdo a la facultad y carrera que se quiera seguir, promediando sus resultados.
El bachillerato unificado es totalmente divorciado de las realidades regionales y peor locales. Se halla alejado de las aptitudes e intereses de los estudiantes y la realidad económica y social de las comunidades donde viven. Lo que obliga a todos los bachilleres a seguir a la educación superior, por no estar preparados para trabajos específicos de nivel medio.
Nunca hubo suficientes institutos técnicos y tecnológicos en Ecuador repartidos en todas las provincias. Una propuesta paralela a la actual es que quienes estudien carreras universitarias de larga duración, al final del segundo año quienes resultaren con rendimientos inferiores pasen a seguir carreras tecnológicas durante un año, de acuerdo a la facultad donde se encuentran.
La educación ecuatoriana requiere una revolución en todos sus niveles y aspectos, y en especial el epistemológico, con más de 100 años de atraso. ¿Qué hacer? Poner a los más preparados en los puestos claves de la educación. (O)