Recordamos en estos días el brutal golpe contra Allende, símbolo de la revolución latinoamericana, cocinado en la CIA con los agentes locales, muchos enquistados, como el mismísimo criminal Pinochet, en el gobierno. Gloria a Salvador Allende y su pueblo, que una vez más, con su juventud a la cabeza, está dando batalla por el progreso social.
Se recuerda también el 30-S. Se planeó para ese día utilizar, con el pretexto de reclamos salariales, a sectores de la Policía para intentar un golpe de Estado.
Se quiso interferir un proceso político de cambio que el pueblo ha apoyado democráticamente en ocho elecciones consecutivas, incluidas tres consultas populares. En la vida republicana no se lo había hecho. El proceso ha sido pacífico.
Todo esto aterró a la oligarquía y sus voceros, que han utilizado todas las formas para desprestigiarlo, así como a las reformas iniciadas.
Ha utilizado a la prensa y a ciertos periodistas y seudoanalistas. Ha recurrido a círculos del imperio para recibir órdenes o demandar ayudas. Todo esto ha sido cínico.
Recordemos que pretendieron hasta la amnistía temprana, cerraron la Asamblea, presionaron para retardar el pronunciamiento del alto mando militar, sembraron el terror en varias ciudades, con alocados policías que disparaban a mansalva. Incitaron al saqueo. Por cierto que tenían sus propios voceros, y algunos “contratados”, que utilizaron los baldes de las camionetas de la Policía para incitar al golpe, o asaltaron medios públicos para sus proclamas.
Todo se vio. Era tan descarado el complot, que solo los cobardes y estúpidos lo han pretendido negar.
Todo esto con la agresión brutal y pública al Presidente y su secuestro, en medio de la represión desenfrenada al pueblo que lo respaldaba, con centenares de golpeados, heridos y varios muertos.
Los golpistas están allí. En muchos medios y “noticias”, de TODOS LOS DÍAS, en las minimanifestaciones provocadoras al frente de la sede de AP en Quito, en las desgastadas protestas por la “libertad de expresión”, en algunas deserciones, en quienes a toda costa buscan la impunidad para los culpables, y, por cierto, en los que torpemente alientan la pueril tesis de que Rafael Correa es el culpable del hecho criminal y antidemocrático.
Es mes de protestas contra los golpistas, reiteración e impulso de la organización, alianzas con los luchadores de toda la vida, de apertura y búsqueda de espacios para su participación.
Es mes de acción, con consignas de unidad: ¡30-S NUNCA MÁS! ¡NO A LA IMPUNIDAD!, impulso de reformas, organización y democracia en el proceso.