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El Telégrafo
Simón Valdivieso Vintimilla

Se prendió el circo

15 de enero de 2021

Se prendió el circo y el baratillo de la sinceridad. Empezó la campaña electoral por mandato legal y los ecuatorianos nos aprestamos a ver y oír, aunque del adagio popular nos distanciamos, puesto que no podemos callar frente a lo que ya se empezó a vivir.

Se dice con bastante acierto que la política es la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país. Sin embargo la historia nos ha enseñado por lo menos en estos lares,  que la política como aspiración o arte de gobernar en la generalidad de los casos nos deja un sinsabor, claro, hay las excepciones.

Y es que las mentiras se hacen presentes y por eso decimos el “baratillo de la sinceridad” lo que ofende a unos pero a otros  les da esperanza. Y en ese norte podemos recurrir a la literatura en donde nos encontramos con frases que retratan lo que estamos diciendo, puesto que la política está en todas partes y constituye un juego complejo que afecta a todo el mundo.

Alguien dijo por ahí, que los políticos son iguales en todas partes. Prometen construir un puente incluso donde no hay río. Un candidato ofrece la pena de muerte en Ecuador, cuando eso es imposible;  por eso aquello de que la política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular. Y claro no podía faltar “Cuando un político dice que acabará con la pobreza, se refiere a la Suya”. Ha dicho Paulo Coelho.

De  la política no nos podemos salvar, porque forma parte de la democracia y sin democracia no hay estado de derecho; muy distinto es que el voto no sea obligatorio y allá hay que aspirar en un futuro no muy lejano.  Lo que si es preocupante es la forma como se venden las aspiraciones humanas de un político en el proceso electoral para alcanzar un espacio de poder. Mis pequeños y raudos pasos por la política me enseñaron a ser aprendiz de hipócrita.

Y para concluir, “La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra podemos morir una vez; en política, muchas veces”. 

 

 

 

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