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El Telégrafo

Samir Amín en Quito

25 de marzo de 2012

Samir Amín, destacado economista egipcio, presidente del Foro Mundial de Alternativas, quien estuvo recientemente en Quito junto con su equipo del secretariado, dio una conferencia magistral en la Universidad Central del Ecuador sobre Alternativas del Sur a la crisis del norte.

Aunque habla español, se sintió más cómodo exponiendo en francés, mediante un intérprete, lo que redujo su tiempo, así que al final de la primera hora apenas había hablado de las estrategias del capitalismo, introducción esencial para entender el tema de la conferencia.  

Me vi obligado a pedir la palabra para una moción de orden que permitiera que, antes de la sesión de preguntas,  se le diera tiempo al orador, para que nos explicara la alternativa que denomina “desconexión” de un capitalismo cada vez más destructor y violento  “que no puede ser diferente de lo que es”.

Resumo aquí algo de lo que dijo, que desarrolla en su artículo “Audacia, más audacia”, que publicó ALAI, América Latina en Movimiento- 2011-12-13- y que comenté en enero.

Según Samir Amín, la “desconexión”  es un cambio estratégico para tomar distancia del sistema global de dominación, y reconstruir  una globalización no subordinada a los intereses exclusivos de los monopolios imperialistas. La amplitud de los movimientos sociales  que llevan a otro desarrollo, que puede llamarse Buen Vivir, puede culminar en una alternativa en la que la cuestión agraria es central para la soberanía alimentaria.

Identificó el paradigma de la sociedad que se busca: economía basada en el valor de uso, respeto de los derechos de las comunidades locales, diálogo constructivo con ellas y medidas radicales de protección de la naturaleza. 

Según él, las victorias de los movimientos de liberación nacional iniciaron el proceso de industrialización de las periferias, mediante la implementación de políticas de desconexión necesarias para alcanzar el desarrollo endógeno.

Asociadas con reformas sociales, para entonces, reformas radicales, crearon las condiciones para un “surgimiento” de los países que más lejos habían llegado en esa dirección, como China. Si quieren avanzar, las sociedades de los países emergentes se verán forzadas a hacerlo hacia modelos de desarrollo autosuficientes, mediante planes nacionales y a través del fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur.

Sostuvo que audacia significa que la izquierda radical de estas sociedades tenga el coraje necesario para apoyar la continuación y radicalización de las necesarias luchas actualmente en marcha.

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