La película Roma, de Alfonso Cuarón, acaba de ganar tres premios Óscar en la gala de premiación de los famosos reconocimientos del cine.
Sin lugar a dudas, Roma es una obra de arte. De una belleza estética impresionante, grabada en blanco y negro, y con una protagonista como Yalitza Aparicio, de una actuación natural, fresca, sin poses.
La actriz es ella misma en la película, brilla con su luz propia y demuestra una fuerza emocional suficiente para sostener su personaje y la película misma. Roma es la misma América Latina. La pobreza, la marginalidad, el inagotado conflicto político. La lucha de la izquierda por sus utopías políticas e ideológicas.
En la década de los 70, donde está ambientada la película, la izquierda nos seducía a todos. Era impensable no ser militante de izquierda y luchar contra los ricos, contra los gringos y ser pro soviético, castrista, pro chino o trotskista. Cuarenta años después, la izquierda conquistó el poder en algunos países de la región, gobernó y sigue gobernando.
¿Qué queda de esa izquierda radical, en algunos casos, que era tan inspiradora y soñadora?
Los 70 era la época de los revolucionarios de las FARC, del M-19, de las insurgencias en El Salvador, Nicaragua; del FUT nuestro, etc. Las guerrillas estaban de moda y los jóvenes, coreando las consignas revolucionarias, nos atrevíamos a todo, todo por la patria.
Pasó el tiempo y las FARC, ahora desmovilizadas, fueron acusadas de haberse convertido en narcoguerrillas. En Nicaragua la izquierda de Ortega termina su ciclo atroz masacrando y asesinando a su pueblo. En nuestro país, Correa es un prófugo de la justicia y lideró una banda de ladrones que se adueñó del poder y se enriqueció a nombre de los pobres y de la revolución ciudadana.
En Roma, se retrata de cuerpo entero a nuestra región: Los sueños de la izquierda radical, el sueño de los pobres, la vida romántica que pasa hasta la muerte. La esclavitud de la ignorancia mientras seguimos cantando canciones de amor, deseo y revolución. Roma, el sueño de América Latina que se repite y se repite cada vez más. (O)