En el conflicto entre Rusia a Ucrania hay un actor clave: China. El gigante asiático no solo es el mayor acreedor del mundo, sino también un socio importante para Rusia. Existen varios elementos que se pueden considerar para esta sociedad: históricos, geopolíticos, económicos, entre otros. Lo cierto es que su cercanía tiene un objetivo en común, hacer contrapeso a Estados Unidos. Si bien Pekín evitó condenar a Rusia por la invasión a Kiev en el Consejo de Seguridad a través de su abstención, Xi Jinping ha venido jugando de manera estratégica sus cartas. A nivel internacional, China ha sido coherente con sus principios respetando el derecho internacional, mostrándose como un amigo tanto de Rusia como de Ucrania, y buscando ser el gran mediador equidistante de este conflicto. La postura evidente de China es desescalar el conflicto y preservar la seguridad internacional.
La visión de China no es regional, sino global. En el ámbito económico, a pesar de que Rusia es el país con más sanciones en el mundo, las transacciones comerciales entre Moscú y Pekín siguen funcionando. Si bien la Unión Europea es el mayor socio comercial de Rusia, el comercio con China ha ido creciendo de manera sostenida en los últimos años. Sin embargo, debido a las últimas sanciones de occidente, evidentemente se está ahondando la dependencia de Moscú a Pekín.
Es un hecho que los ataques de Rusia a Ucrania han incomodado a Pekín, sobre todo porque China en los últimos años ha implementado una estrategia de poder inteligente para lograr un protagonismo mundial. ¿Lo que está en juego? Intereses geopolíticos de contrapeso a Estados Unidos, donde China está buscando la manera más sutil para maximizar sus beneficios. Lo cierto es que Xi Jinping no se jugará el todo por el todo por Rusia.