Un sorprendente discurso marketinero sobre los robots políticos está siendo difundido en el contexto de la nueva “Cumbre Global de Inteligencia Artificial al Servicio del Bien”, realizada en Ginebra el 6 de julio pasado, por la UIT, organismo de la ONU. Aunque en apariencia los objetivos específicos son los acuerdos para regular el desarrollo de la inteligencia artificial y dirigir los beneficios tecnológicos a la salud, los contenidos mediáticos desnudan lo que está de fondo: un proyecto hegemónico para la deshumanización y el mercado.
Los relatos que acompañan el desarrollo de las tecnologías robóticas, difundidos por medios de comunicación, redes sociales y organismos multilaterales, intentan posicionar la idea de que los robots y la inteligencia artificial podrán suplantar en todo a los humanos, incluso en el ejercicio de la política y en las relaciones de poder. FORBES, por ejemplo, enunció que los “Humanos y robots” darían “la primera conferencia de prensa de la historia”, impregnando en el subconsciente que se trata de dos seres iguales.De manera sensacionalista las redes informaron que el robot “Ai-Da” será capaz de pintar y dibujar ultrarrealista y el robot social hará “feliz a la gente”.
Por su parte la ONU, anunció que “varios humanoides” actuarían como oradores en la cumbre y responderán a varias preguntas. El contenido más llamativo, señalaba que una máquina aseveró que podrán gobernar el mundo de manera más efectiva.
Por ahora, lo único cierto, es que los robots son máquinas con bases de datos programadas por humanos, no tienen vida natural energética, ni inteligencia autónoma. Se trata de un producto más del mercado, que se pondrá de moda entre los pobres y ricos acríticos del mundo. Aunque no queda dudas que la inteligencia artificial es un negocio global, no deja de sorprender la estrategia marketinera dirigida a inocular en la psiquis de la población mundial, que los robots son seres dialogantes y “humanoides”, capaces de gobernar mejor.
Esta es una de las evidencias más directas de que las corporaciones tienen un plan hegemónico para dominar y deshumanizar al mundo, precautelando quizás a un grupo minúsculo, cuyos descendientes serían potenciados para seguir pensando y creando, capacidades únicas del homo sapiens y elementos fundantes del proyecto maravilloso de la humanización, iniciado hace miles de años.