En América Latina y el Caribe (ALC) la ciencia y la tecnología presentan considerables rezagos. La participación de la región en el gasto global en investigación y desarrollo (I+D) es mínima: 3%, según la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco). Tres empresas de la industria mundial de productos farmacéuticos gastan en I+D más del 75% del gasto agregado de toda Latinoamérica, de acuerdo a una reciente ponencia presentada por Ruth Ladenheim, secretaria de Planeamiento y Política del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina.
En ALC, el gasto bruto en investigación y desarrollo, en términos relativos, es bajo. Noruega y Finlandia tienen gastos en I+D de 1,8% y 3,9% del Producto Interno Bruto (PIB), respectivamente, en tanto la media de los países latinoamericanos es de 0,6% del PIB (Brasil sobresale con 1,1%). Mientras en Estados Unidos la empresa privada financia el grueso de la I+D, en la región lo hace el Estado (salvo Chile, Brasil y México).
A esto se suman los obstáculos estructurales de inserción internacional. Entre 2000 y 2009, la participación en la oferta exportable de los bienes de alta tecnología se redujo, debido al aumento de las exportaciones primarias por los mayores precios de las materias primas y alimentos. Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en 2010 la región acogió en forma preferente proyectos de inversión extranjera directa en sectores de tecnología baja y media-baja. La participación de ALC en proyectos con alto contenido tecnológico fue baja, en comparación con otras regiones, concentrándose sobre todo en Brasil y México.
¿Cómo colocar en primer plano la agenda de ciencia, tecnología, innovación e investigación? Por una parte, se requieren instituciones especializadas y vínculos virtuosos con la academia y el sector productivo. Hay que ligar las expectativas del sector privado a la política pública de ciencia y tecnología. Y para esto es necesario discernir entre el sector privado, que actúa como antena transmisora de cierta política tecnológica controlada por las transnacionales, y el dispuesto a emprender un proyecto de ciencia y tecnología consolidado con la visión de acumulación propia. Por otra, es necesario incrementar la asignación de recursos. Dado que estos son escasos, hay que generar coordinación o pertinencia con los objetivos del bienestar humano y la sustentabilidad. Todo ello en un marco de libertad irrestricta de pensamiento y bajo pluralidad de enfoques y de metodologías de investigación.
Los consensos acerca de la prioridad de la educación, salud, ciencia y tecnología, y capacidades productivas, son inobjetables.