Casi como epitafio, pero al final como certeza para la salvación, Jacques Lafaye propone lo que consideramos es el núcleo de un proyecto político global, basado en una revolución cultural capaz de parir un neo - humanismo. Sin este suceso renacentista necesario en el porvenir cercano, sería imposible un nuevo modo de vida armónico, porque el hecho concreto es que actualmente el poder político está en manos de anti humanos dogmáticos, cuya ánima es la acumulación del dinero y la esclavitud disfrazada de proletarización. Enredado parece, pero no lo es tanto.
El nonagenario Lafaye escribe desde México liberado de eurocentrismo. El título del libro publicado por el Fondo de Cultura Económica es: “Por amor al griego. La nación europea, señorío humanista (siglos XIV-XVII)”. Prueba mediante un extendido estudio histórico que los humanistas retrocedieron en el tiempo, para alumbrar uno nuevo. Al reinterpretar los textos antiguos de Grecia y Roma, con influencia oriental, redefinieron la estrategia para convertir a la bestia dogmatizada, en humano dialogante. El humano sólo es posible mediante otra educación, no instrumental ni dogmática, una parecida a la “pandeía”.
La obra explica el proceso y características del movimiento humanista trans fronteras, que planteó y produjo una revolución cultural contra el dogma dominante -por entonces escolástico-, instituir el diálogo plural y multi lingüístico, para lograr la educación espiritual, propicia para la política.
Lafaye señala que estamos envueltos en una patología social y un caos espiritual, en el que se ha hundido la humanidad desamparada. Critica al ecologismo neorromántico “con la aspiración religiosa new age”, incapaz de lograr la salida sin el Humanismo. Por otra parte, a la enseñanza basada en la profesionalización y la contabilidad, inútil para resolver los problemas de la sociedad planetaria. Señala por ello, que “no será del todo absurdo volver a un proyecto de futuro más coherente y didáctico, por decirlo en una sola palabra, humanista, esto es: que tienda a humanar”, porque la otra cara es la “deshumanización”.
La obra inspira a pensar en un renacimiento eco -humanista plural y dialogante, desprovisto del mercado como dogma, donde la bio animalidad armónica sea posible, pero imposible la animalidad antropocéntrica, hedonista, a -social y bárbara del homo sapiens.