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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Retos de la nueva cosmología a la teología (II)

17 de mayo de 2016

La semana pasada abordé dos errores teológicos, geocentrismo y antropocentrismo, entre los varios que expone el padre José María Vigil, evidenciados por los avances científicos, como desafíos de la ciencia a la teología. Y me referí a la defensa que hace Bobbio de una religiosidad de duda, iluminada por evidencias científicas. Ver http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/retos-de-la-nueva-cosmologia-a-la-teologia-i

Un tercer error es el llamado ‘pecado original’ que habrían cometido nuestros primeros padres, a pesar de que no existieron aislados del proceso evolutivo del universo, según lo evidencia la ciencia. Por lo tanto, como lo expresa Vigil, “difícilmente ha podido contaminarnos tan gravemente como se pensó, ni expulsarnos del supuesto Paraíso, ni condenarnos al trabajo y a la muerte, entre otros castigos”. Y agrega: “Una teología responsable debiera asumir esta situación y dejar de una vez de contar con aquel relato mítico, erróneamente considerado como histórico durante milenios, sobre el que se construyó un imponente fardo de creencias que ha gravado sobre la humanidad con una sobredosis enorme de sufrimiento y culpabilidad. Una teología responsable no puede mirar para otro lado, sino que ha de agarrar el toro por los cuernos, pronunciarse, y rehacerse a sí misma”. En la ciencia encontramos explicaciones a la enfermedad, a los movimientos telúricos, entre otros males, fuera del contexto de ‘castigo’.

Un cuarto error, no solo de los cristianos, es considerarse dueños del mundo, con derecho a utilizar los recursos naturales a la manera del sistema capitalista. Las ciencias de la vida denuncian este abuso de poder: intervenir y degradar ambientes que son el nicho ecológico de infinidad de otras especies, simplemente por un afán minero extractivista, basado en una supuesta orden divina de dominación.

El actual Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia afirma que el ser humano es el rey de la Creación, “un error sobre Dios” sostiene Vigil, por implicación, por parcialidad. De ahí que afirme con razón que “una teología responsable debe apearse de una vez de ese antropocentrismo, y entrar por los nuevos caminos del biocentrismo –centrarlo todo en la vida–, y abogar por una democracia verdaderamente universal, es decir por una ‘biocracia planetaria’, como correspondería al Dios de la Vida, al Dios de todas las formas de vida.

Un quinto error: No somos espíritus inmateriales venidos a este mundo, desde fuera o desde la mente de Dios al margen de la Tierra. Nuestra esencia es radicalmente telúrica. Hemos surgido como una flor del proceso evolutivo de la vida en este planeta.

“Somos tierra que ha llegado a tener conciencia, a reflexionar, a amar, a contemplar...” sostiene Vigil, quien añade: “desde esta nueva visión cosmológica, la religión y la espiritualidad pueden descubrir un ‘error sobre el mundo’ que ellas compartieron con muchas otras filosofías y cosmovisiones: interpretaron nuestra superioridad de recién venidos en el proceso evolutivo, como si se debiera a una superioridad de origen”. (O)

(Continuará)

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