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El Telégrafo

Retomemos el camino

15 de febrero de 2012

Las clasificaciones a los Mundiales del 2002 y del 2006 han sido, sin duda alguna, los momentos más gratos y de mayor alegría para el fútbol ecuatoriano.

Éxitos que se alcanzaron producto del trabajo serio y planificado, de una labor coherente, respetando y apoyando procesos que nunca antes se dieron importancia, convocando a la unidad del balompié nacional, deponiendo intereses  personales o regionales, priorizando el desarrollo y beneficio de nuestro fútbol.

El haber disputado los mundiales de Japón-Corea y el de Alemania fueron el justo premio a una acción inteligente de directivos que partieron con la premisa de cambiar la historia, de proyectar otra imagen con el único compromiso de servir al fútbol. Con ese mensaje se logró superar dificultades y obstáculos que por muchos años nos mantuvieron en el ostracismo y frustración de pobres resultados.

La labor desarrollada por el actual directorio de la FEF ha sido  muy positiva, los resultados están a la vista.  A más de los mundiales citados, están también las clasificaciones de nuestras jóvenes selecciones a los mundiales de la categoría, además de una presea dorada en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, con la selección que estuvo a cargo de Sixto Vizuete. Es evidente e innegable el crecimiento del fútbol ecuatoriano.

La importante gestión de los directivos ha permitido incrementar el patrimonio de la institución; en materia de infraestructura  la FEF cuenta con un precioso y funcional edificio en donde cumplen su labor los diferentes organismos de nuestro balompié.

Hace poco tiempo, en una ceremonia espectacular que contó con la presencia del Presidente de la República y del máximo dirigente de la FIFA se inauguró la Casa de la Selección, una obra monumental que ratifica la fecunda labor de los dirigentes a nivel nacional.

Sería injusto desconocer la importante y positiva labor desplegada en estos últimos años, por el Ingeniero Luis Chiriboga. Ha sido y es un dirigente que con su infatigable trabajo se ha ganado un lugar dentro de la historia de este deporte, y es lógico establecer que en este camino también ha cometido errores, ya que los únicos que no fallan son aquellos que nunca intentan nada. 

La labor de Chiriboga arroja un balance favorable en su gestión, sin embargo, los años en el poder, los éxitos alcanzados, los logros y alegrías vividas en los terrenos de juego y el crecimiento institucional, al parecer en determinado momento, hicieron que se pierda la objetividad y la reflexión para cruzar esa delicada línea que divide la sensatez y el respeto con el autoritarismo y arrogancia.

Lo ocurrido el pasado 6 de enero en el congreso del fútbol ecuatoriano, en el cual se atropellaron los derechos de los clubes, violando incluso principios que están garantizados en la Constitución de la República, como es la libertad de contratación, en referencia a los derechos de transmisión por TV que pretende, amparado en la dictadura del voto manejar la FEF, pone de manifiesto la falta de respeto y empaña la  imagen y política empleada en los últimos años.

Como al igual que los aciertos, los errores no vienen solos: de manera incomprensible e innecesaria, no sé con qué propósito, de la noche a la mañana, sin ningún argumento de peso, se inventa la realización de un partido de fútbol, en el que se anuncia a la selección nacional que enfrentará ésta noche (18:30) en el estadio Bellavista a un combinado conformado por jugadores de Macará y T. Universitario, equipos afiliados a la Aso. de Tungurahua, que coincidentemente fue quien impulsó la reforma en los derechos de transmisión, además, la lista de convocados por el seleccionador Reinaldo Rueda es de un equipo de tercera categoría y en los cuadros ambateños se anuncia un desfile de jugadores emergentes. En resumen una tomadura de pelo, un despropósito total.

Siempre hemos solicitado a través de nuestros comentarios que la dirigencia otorgue mayor importancia a las divisiones menores, que los jugadores jóvenes tengan mayor posibilidad de adquirir experiencia y roce internacional, aplaudimos en su momento la gira que hizo la Sub-20 por España, pero nos ha sorprendido la noticia de la convocatoria de un grupo de jugadores, que se reunieron hace 48 horas y que en unas cuantas más emprenderán un viaje interminable hasta Australia para disputar un solo, un único partido, ante Emiratos Árabes. Pregunto, ¿no era mejor preparar una gira que involucrase al menos cuatro juegos que justifiquen el esfuerzo y la inversión? Esto también parece un despropósito.

Desde esta columna pido la palabra para hacer un llamado a la cordura, a la reflexión, que a su vez permita retomar el camino y el sendero que llevó a conseguir éxitos memorables, que parecían imposibles lograrlos. Invito a deponer actitudes, a trabajar con sentido nacional por el fútbol ecuatoriano, a dejar de lado ponencias e intereses personales, aún hay tiempo, al fin y al cabo es de sabios reconocer y enmendar errores.

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