“Monito ome goronte enamai, nuestro territorio no se vende”.
El pueblo waorani se encuentra liderando un movimiento mundial para detener a las trasnacionales petroleras que intentan destruir la selva amazónica, una de las zonas más diversas del mundo, cuya conservación es necesaria para el equilibrio ecológico del planeta, amenazado por un cambio climático que podría terminar con la vida en la Tierra.
Significa una paradoja que un pueblo de la selva, como el waorani, dé lecciones al mundo desarrollado, basado en la destrucción de la naturaleza y movido por sus idolatrías a la muerte y el dinero.
Los waorani mantienen un modo de vida semi nómada, cazador-recolector, acompañado de pequeños cultivos de yuca, plátano y maíz. Se cohesionan por medio del parentesco, su lengua, la concepción animista de su territorio y la selva.
Es uno de los pocos pueblos que ha logrado resistir varios proyectos colonizadores agresivos: en 1636 se establecieron los primeros contactos, en el siglo XIX soportaron la presión de los caucheros, en 1956 intentaron ingresar los misioneros del Instituto Lingüístico de verano y en 1985 llegaron las corporaciones petroleras.
Con mucha sabiduría los waoranis han comprendido que ya no bastan sus cerbatanas para detener las trasnacionales: “Nuestras lanzas ya no son suficientes para proteger nuestro territorio, la explotación petrolera destruye todo lo que a nosotros nos importa”.
Por ello actualmente usan las redes sociales y lideran la campaña “Resistencia Waorani”, logrando que movimientos y personas del mundo se adhieran a su lucha por la conservación de la Amazonía y el respeto a su territorio subnacional.
Es singular el hecho de que los waoranis estén incorporando herramientas modernas, como las redes sociales, con el apoyo de organismos no gubernamentales. Es de esperar que las ONG que los apoyan actúen lejos de las corporaciones farmacéuticas interesadas en los excepcionales saberes que poseen los waoranis sobre plantas medicinales.
Los waoranis luchan para que el gobierno de Ecuador no concesione la explotación petrolera del bloque 22, objetivo que se impulsa desde 2018, lo cual afectaría al corazón de la vida de la Amazonía. Hay que defender la selva de la que todos dependemos, dicen los waoranis. Quienes amamos la vida de los que vendrán, también pensamos igual. (O)