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El Telégrafo
Pablo Salgado Jácome

Repugnante violencia

04 de marzo de 2016

A pesar de que sabemos que las redes sociales son también una cloaca para, como decía Eco, los idiotas e imbéciles, sí indigna -y cabrea- leer lo que se lee cuando suceden casos como el lamentable asesinato de las dos turistas argentinas. No hay un proceso mínimo de reflexión antes de publicar. Lo que nos decían, hace décadas: Por favor, piensa antes de hablar. Hoy no, se dice y escribe cualquier cosa, con total irresponsabilidad.

Pero también hay de los otros, los que buscan aprovechar cualquier ocasión para insultar. Sí, de eso se trata: de insultar. Y lo hacen con un solo fin: hacer daño al Gobierno. Y si el insulto es grosero y procaz, mejor. Así, tenemos unas redes sociales convertidas, en verdad, en una cloaca. Ya no hay espacio para la mínima reflexión, peor para una discusión inteligente y argumentada.    

Este penoso hecho, el asesinato de las turistas argentinas, era una buena ocasión para reflexionar sobre varios temas: seguridad, sexismo, machismo, feminismo. Pero es imposible. Las escasas e inteligentes reflexiones, de varias mujeres -sobre todo de mujeres- sucumben ante la oleada de basura que se escribe. Basura que refleja también el repugnante machismo y sexismo que persiste en nuestra sociedad.

Además, reflejan los prejuicios y la moralina de una educación chata y caduca que pretenden hacernos ver que la culpa es de las mujeres; por ‘andar solas’, como si una mujer no puede acompañar a otra; o que se visten para provocar, como si las mujeres no tuvieran el derecho -igual que los hombres- de vestirse como quieran. El colmo, al final -como dice Cristina Villagómez- tener vagina es tentar al diablo.

Lo mismo sucedió con otro hecho: el comunicado -como medida de presión- que publicó en redes el festival internacional Encuentros del Otro Cine (EDOC), en el cual se expresaba: “Ante las dificultades que estamos enfrentando para lograr financiación, estamos considerando tomar la difícil decisión de cancelarlo”. Una oleada de insultos apareció en redes, en su mayoría contra el Ministerio de Cultura. Algunos, incluso, orgullosos de ‘putear’ y ‘carajear’. Cuando el ministro Long confirmó el apoyo financiero (debemos creer, digo yo, la palabra del ministro) ninguno de los que ‘putearon’ rectificó y, obviamente, peor pidió disculpas.

Definitivamente,  no solo no son buenos tiempos para la lírica -como decía Brecht-, sino para la inteligencia. Tampoco para la reflexión y peor para el debate. Por ello, terminemos ya con la ofensa, la agresión y el insulto, como única forma de contradecir al otro.

Y volviendo al punto, no podemos permitir que la víctima sea la culpable.  No podemos seguir alentando la violencia machista. Es hora de abrir los ojos y la mente. Reflexionemos seria y responsablemente sobre los factores que, en una sociedad como la nuestra, hacen que persista la violencia machista. Acaso, por ejemplo, ¿no es esa violencia, ese machismo y sexismo el que se alienta cada día en la televisión?  

Sí, reflexionemos sobre la educación que estamos dando a nuestros niños; en los hogares, en la escuela, en nuestros lugares de trabajo,  en el cine, en la televisión, en los diarios, en los barrios, en la calle, en los buses. (O)

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