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El Telégrafo
Karen Garzón-Sherdek

Reino Unido y el Brexit

25 de diciembre de 2020

En 2016 se marcó un hito para la historia de Reino Unido, una de las economías más prósperas a nivel mundial. Un referéndum evidenció que el 51,9% de la población estaba a favor de elegir un camino diferente para que este país salga de la Unión Europea (UE), en la que se encontraba desde 1973. El nacionalismo y la migración jugaron un rol importante, alegando que ya era hora de que el país tome sus propias decisiones, al margen de las cuatro decisiones fundamentales del organismo intergubernamental europeo. Este resultado fue sorpresivo para todo el mundo, incluso para los propios ciudadanos, a pesar de que este país nunca adoptó el Euro ni es parte del espacio Schengen.

Una vez que el precitado país salió de esta comunidad el 31 de enero de 2020, se le otorgó un plazo transitorio que fenece este 31 de diciembre, para negociar los nuevos términos de la relación con el organismo. Ahora que el Brexit es una realidad, millones de personas inmigrantes pueden verse afectadas por esta decisión y por supuesto, traerá muchas implicaciones en el ámbito comercial.

Mientras se desarrollan contra el reloj negociaciones comerciales y económicas entre Londres y la UE para lograr un acuerdo que estaría en un punto de inflexión por la falta de consenso, empieza a haber mayor optimismo por un posible acuerdo que -al parecer- se daría en los próximos días. Asimismo, existirían otras alternativas para Reino Unido como la reincorporación de este país la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), proyecto de integración alternativo a la actual UE, cuyos miembros son: Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza. Esta parecería una opción para continuar con las relaciones comerciales con la UE, pero en caso de que ocurra, dejaría a este país en una situación menos favorable que la que tenía en el precitado organismo intergubernamental. Sin que esta sea la opción más viable, es complejo vaticinar qué podrá ocurrir en las relaciones entre Reino Unido y la Unión Europea. Lo cierto es que, sin un acuerdo comercial, los precios de bienes y servicios se dispararían. A esto se lo conoce como “la salida australiana”, la cual implica, entre otras cosas, incremento de aranceles y pérdida de ventajas en el mercado comunitario.

El Brexit trae consigo riesgos y oportunidades. Por su parte, Londres replanteará su estrategia comercial con el mundo, principalmente con economías complementarias, como las de América Latina. Todo dependerá cómo surjan las negociaciones tanto con la UE, como con otros países. Cabe mencionar que, en un mundo globalizado, no se puede actuar de manera aislada; sino que se debe cooperar entre países para lograr diferentes objetivos.

Finalmente, mientras Reino Unido hace frente a esta compleja situación política y comercial; se enfrenta también a una nueva situación sanitaria, una nueva cepa del Covid-19 que ha provocado que varios países cierren sus fronteras, lo que tendrá una repercusión económica importante para el país británico.

 

 

 

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