…Eso eres tú, Samantha María, criaturita recién nacida hace muy pocos días. Como un regalo divino, casi en vísperas de la llegada del Niño Jesús, naciste tú, capullo de rosa, mi primera nietecita mujer, que vienes a sumarte a tus tres hermanos mayores.
Nada más espectacular que el contemplar la hermosura de tus gestos, de tus movimientos, de tus miradas investigadoras, que van descubriendo este mundo nuevo para ti, tan diferente al mismo Paraíso de donde has llegado.
¡Cómo quisiera vivir unos años más!, los necesarios para poder admirar tu belleza de niña, de adolescente y también de adulta. Y conocer de cerca tus emociones, tus intereses, tus estudios y la evolución de tu inteligencia. Mas con este cuerpo castigado que es el mío, creo que aquella aspiración será tan solo un deseo destinado a perderse en la lejanía.
Como tú eres mujer, puedo confiarte ciertos asuntos que son de nuestro interés. ¿Sabes Samantha María que la belleza es importante en las féminas? Y tú la tienes. Eres preciosa, todo un crisol de razas. En ti está presente aquel conjunto de etnias que distingue a los latinoamericanos. Eres el bello resultado de la mezcla de características raciales de tus antepasados españoles, italianos, ingleses y de nuestro amado ancestro indígena. Y a las mujeres atractivas se les hace más fácil conseguir lo que desean.
Pero hay límites, mi querida niña. Hace falta inteligencia, responsabilidad, tesón, esfuerzo y una amplia gama de virtudes para obtener aquellos logros trascendentales de la vida, logros que harán posible ir construyendo una imagen de respeto, admiración y afecto, que dejará una huella perdurable en el sendero de tu existencia. Y eso es lo más importante junto con el amor, máximo galardón de nuestro paso por el mundo.
Tienes que saber que la vida es un permanente aprendizaje. Se aprende de la naturaleza, que es sabia; del día a día de nuestras actividades, de las personas, por muy sencillas que parezcan, pues siempre tienen algo de sabiduría que no la tienen los demás. Pero de donde más se nutre el conocimiento es de los estudios formales, académicos, que enriquecen nuestro acervo intelectual y que junto a la lectura positiva hacen posible el logro de un análisis bien orientado y de una comprensión completa y acertada de la realidad. Jamás entonces se debe terminar con el proceso de aprendizaje. Mientras tengamos vida, es necesario estudiar, no importa la edad que tengamos. De este modo sentimos que crecemos, que nos superamos y que encontramos más luces y satisfacciones en nuestro camino.
¡Mira Samantha qué bello es ser mujer! Si hasta tenemos el poder de la creación de otros seres humanos. Pero no te ufanes tanto por esto. Pues si no tuviéramos al hombre como hijo, padre, cónyuge o hermano, podríamos ver lo triste y solitaria que sería la existencia. Cuando crezcas, sé siempre solidaria con tus congéneres, mi niña, defiende con valor y empeño tus derechos y los derechos de las otras mujeres, pero defiende también al hombre, sin confrontaciones inútiles y sin tener que dejar de respetarlo y amarlo cuando así lo merezca. Protege con ardor la permanencia de la pareja humana y la estabilidad de la familia, para bien de la sobrevivencia de la Creación y de la humanidad.