En la propuesta de reforma de la LOES, suscrita por el presidente Lasso, no se garantiza la gratuidad en los cursos de nivelación, lo cual significa una regresión de derechos para las y los jóvenes ecuatorianos. Hay que considerar que la transición entre el colegio y la universidad es un verdadero cuello de botella porque no ha habido suficiente financiamiento para la educación superior pública que permita el ingreso de buena parte de los y las aspirantes; porque las políticas públicas de acceso no han sido bien diseñadas; porque no ha habido una auténtica coordinación entre el perfil de egreso de la educación media y el de ingreso de la educación superior.
Así mismo, se retira el mandato que tenía Senescyt para que desarrolle un análisis permanente sobre costos de carreras y programas a fin de que el Estado garantice un adecuado financiamiento. La supresión de esta disposición solo puede generar sospechas de que no interesa brindar un adecuado financiamiento ni contar con esos datos. Así, darían alas libres a las universidades privadas a que pongan los costos de acuerdo con la oferta y demanda, sin contar con costos referenciales de las carreras y programas. En este mismo artículo se expresa el carácter mezquino de la reforma, se menciona que la gratuidad aplica solo para ecuatorianos y residentes permanentes.
El acceso a la educación superior se lo traslada a las universidades e institutos, no queda claro cuáles serán los criterios con las que éstos harían la selección. La meritocracia en el acceso, tan criticada durante el correísmo, se la mantiene. La meritocracia ha sido una forma de perpetuar las desigualdades y privilegios en el acceso, como varios estudios académicos lo han demostrado.
También se retira la garantía del Estado sobre el acceso a cursos de nivelación gratuitos a los jóvenes que no lograron ingresar en el sistema. Por tanto, como es la tónica del actual régimen, se instauraría el mercado de estos cursos de nivelación pues expresamente se señala que “los costos de los cursos preparatorios (…) serán establecidos por las instituciones”.
En síntesis, la propuesta de reforma a la LOES, como lo he señalado en mis últimos artículos, se sintetiza en buscar el florecimiento del lucro, en desregular y en mantener un sistema meritocrático y excluyente. La Asamblea debe rechazar esta propuesta de reforma por antidemocrática, por su carácter desregulador que afectaría la calidad del sistema y por ser aún más excluyente de las y los jóvenes con menos oportunidades. Esto solo lograría profundizar las brechas de ingreso de los quintiles más pobres que en la etapa anterior se abrieron por tanta incompetencia en la gestión de las políticas.