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El Telégrafo
Ramiro Canelos

Reflexiones sobre la devuelta Ley Orgánica de Creación de Oportunidades

05 de octubre de 2021

Factor central de la crisis económica actual es la concepción del Estado que el correato diseñó e implementó durante sus 14 años de gobierno, del cual se deriva su excesivo e insostenible tamaño y su rol controlador, persecutorio y punitivo a la iniciativa privada que generó una estructura de corrupción generalizada e implícita en el fracasado modelo de la revolución ciudadana. Entre las principales manifestaciones fiscales que reflejan esta devastación económica profundizada por la pandemia- que, por cierto, deja expuestas las debilidades y falencias estructurales de la institucionalidad ecuatoriana- es el sistemático déficit fiscal que durante estos años presenta el Presupuesto General del Estado (PGE) y el exponencial e irresponsable incremento del peso de la deuda externa e interna (en 2007 representaba el 23% del PIB, en 2021 es del 66%).

Si bien el gobierno anterior realizó algunos esfuerzos en revertir en alguna medida el grave problema fiscal (renegociación de la deuda y la paulatina eliminación del subsidio a los combustibles), el gobierno de Lasso toma la iniciativa y entrega a la Asamblea la Ley Orgánica de Creación de Oportunidades que plantea “…promover la reactivación económica del Ecuador a través de la generación de empleo digno, el fomento a la formalidad laboral, la promoción de inversiones…, el fomento de la seguridad jurídica y el reordenamiento del sistema tributario y fiscal ecuatoriano”. Efectivamente, es un cuerpo legal extenso (335 artículos) incluyendo reformas a 14 leyes, cuyos ejes centrales antes mencionados y bajo el concepto de solidaridad social (quien más tiene más paga) con una mayor carga recaudatoria desde las “élites” constituye una propuesta audaz, ambiciosa y con perspectiva integral que pretende corregir rigideces y contrasentidos en la normativa actual.

El factor político es el obstáculo a superar, sobre todo por la pobreza intelectual y ética de la actual Asamblea, con las pocas excepciones del caso. No obstante, el énfasis se concentra en financiar el déficit y no tanto en resolverlo. Al mirar las cifras de “Sueldos” en el gasto en 2021 del Sector Público No Financiero se establece que es equivalente al 10,2% del PIB y la recaudación tributaria conjunta del Impuesto a la Renta y el IVA es del 9,4%; en otras palabras, lo recaudado por los principales impuestos no alcanzan a financiar los sueldos del Estado. No está en el discurso del actual gobierno, ni se identifican metas claras en este sentido. Es improrrogable e imprescindible replantear el rol del Estado y a partir de allí dimensionar su tamaño y reducirlo en consecuencia; caso contrario, Lasso gestionará su administración con una concepción del Estado e institucionalidad incompatible con su visión política, económica y social que en términos fiscales es insostenible.

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