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El Telégrafo

Reconstruir el país con mayor celeridad

15 de octubre de 2011

Si  Ecuador  trabajara 24 horas al día, 7 días a la semana,  generaría un ahorro del 30% en los plazos de ejecución de las obras.

Hasta el momento no se han encontrado argumentos  válidos que  contradigan las ventajas de terminar un edificio, una carretera, un puente o una alcantarilla en un tiempo menor al estimado y sin causar molestias a  la ciudadanía con  problemas sin solución.

En más de una ocasión este diario  ha sugerido la adopción de esta modalidad  de jornada laboral,  para acelerar el plazo de entrega de estructuras vitales  para Guayaquil.  Las empresas contratistas   pagan turnos de 8 horas diarias, de lunes a viernes, debido a que el tiempo suplementario o de horario nocturno  les representa un incremento solo en sus presupuestos, pues nunca pierden.

Pero las estadísticas presentadas el jueves anterior por el Ejecutivo demostraron que  únicamente era del 3%. De ahí que restar este porcentaje a los presupuestos asignados para  las obras públicas redunda en beneficios para todos; no solamente porque   se entregan en los tiempos convenidos, sino porque también  se generan nuevas plazas de trabajo.

Además, el Jefe de Estado y los constructores acordaron una regla por la que únicamente serán tomadas en cuenta las empresas dispuestas a trabajar las 24  horas y que se  encarguen de construir todas las obras complementarias, como puentes, señalización, accesos, desvíos, entre otras obligaciones. La intención del régimen es dinamizar la entrega de estructuras integrales que no se queden a medias por falta de complementos que el sentido común indica que debieron estar previstos.

Estas fueron algunas de  las razones por las  que el Presidente de la República advirtió que no permitirá la “viveza criolla” de compañías que  trabajen solo 8 horas diarias con 30 obreros y  pretendan dividirlos en tres turnos de diez,
ya que el propósito no es que subdividan y camuflen el monto de sus beneficios,  sino que su trabajo sea más  eficiente, porque el país lo requiere y así lo demanda.

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