Tras un año de la intentona golpista la conclusión es clara. Es evidente que quienes organizaron el 30-S persisten en sus planes conspirativos, que se han reforzado por diversas vías.
La oposición está rabiosa por la aprobación de leyes. La de Comunicación, con el cuentito de la libertad de expresión; la del Control del Poder de Mercado o “antimonopolio” con el fantasma de la libre competencia; ahora, creyentes a ultranza como son, ya salieron en “defensa” de la libertad de cultos, frente a no sé qué proyecto de ley. Y así seguirán.
La persistencia enfermiza de sostener que Rafael Correa es el responsable de su propio secuestro e intento de magnicidio, así como del asesinato de policías y otras víctimas del 30-S.
La campaña diaria de algunos grandes medios y sus voceros, para acusar al Presidente de dictador, que quiere el control de la justicia, a la que ellos siempre utilizaron y politizaron, al igual que judicializaron la política.
El pretexto del decreto de excepción.
La defensa con rancia argumentación y toda clase de maniobras, a los dueños de El Universo, diario exhibido como cuasi salvador de la patria. ¡Qué locura!
La provocación semanal rabiosa y cuasi conspirativa frente a la sede política de AP.
La manipulación, de maestros y alumnos para protestar en forma violenta por la Ley de Educación aprobada con 105 votos, o sea el 85% de la Asamblea. Al parecer se buscan muertos y, de repente, por lo que se ve, algún policía resentido los podría provocar.
Todo esto continuará y se ampliará más descaradamente el ruego al imperio para reforzar los apoyos externos de las mafias financieras, dueños de grandes medios, gremios empresariales de toda laya, a la campaña conspirativa.
Seguirá el plan de liquidar el proceso de cambios democráticos.
¿Cómo detener la conspiración? Ya basta de ingenuidad. A organizar de verdad EL FRENTE AMPLIO DE DEFENSA DE LA DEMOCRACIA. Lo demás es cuento y retórica.
A defender la Revolución Ciudadana, al Gobierno y Presidente. A organizar AP, liquidando conductas sectarias, caciquismo y a quienes se puedan creer todavía dueños del proyecto. A mejorar las relaciones con los movimientos sociales, de jóvenes, maestros, profesionales, artesanos, agricultores, obreros, campesinos, indígenas.
Sin ellos no puede avanzar el proceso. Con ellos se derrotará a la oligarquía y se avanzará con más reformas, al socialismo nuestro, ecuatoriano. El 30-S hay que manifestar en este sentido y a la par ajustar políticas y medidas para incorporar a esos sectores al proceso. ¡No hay que perder más tiempo!