La pandemia, la reducción de las operaciones aéreas y la incertidumbre resultante hizo que muchas personas experimenten dudas en tomar la decisión de viajar, prefiriendo quedarse en sus hogares donde se sienten cómodos y seguros. Viajar, sin embargo, es muy importante para desafiar nuestros límites y salir de nuestra zona de confort. Además ayuda a volver a generar seguridad en nosotros mismos porque conlleva incertidumbre a la que debemos enfrentarnos. Es una manera de sentirnos jóvenes y libres.
Mientras hay personas que no quieren salir de su seguridad, otras perciben el viajar como un lujo que no se pueden permitir. Pero debemos convencernos que viajar es una necesidad, a pesar de todas las limitaciones deberíamos lanzarnos a conocer nuevos lugares o a revisitar aquellos que algún día conocimos y amamos. Todos deberíamos cambiar periódicamente de aires y, –por corto que sea el viaje–, explorar esa combinación única de experiencias que es la de sumergirse en nuevos ambientes, deleitarnos de comidas exóticas, descubrir nuevos paisajes o ampliar nuestra experiencia cultural. Planificación y la organización son indispensables, lo mismo que tener el apoyo necesario durante la travesía. En este artículo, personas que han tenido experiencias enriquecedoras nos comparten sus recetas para viajar, disfrutando al máximo de las múltiples dimensiones que tiene un viaje.
Tener referencias que nos proporcionen las agencias de viaje es el primer paso y por otro averiguar a las personas que suelen ir con frecuencia a los lugares que queremos visitar. Unos y otros recomendarán rutas, estadía y hospedajes. Esto nos dice nuestro amigo Rubén que es un viajero frecuente.
Mientras tanto, María Luisa señala que viajar acompañados es la mejor forma de viajar. Ella afirma que le brinda una sensación de seguridad, que se siente protegida, que tiene apoyo emocional y que la toma de decisiones en cuanto a itinerario, búsqueda de alojamiento y transporte se le hace más fácil. “Al mismo tiempo”, dice María Luisa “te permite compartir experiencias únicas con tus compañeros de viaje”.
Hay personas que equiparan viajar con “saborear el mundo” y toman la gastronomía como una puerta de entrada cultural. Es el caso de Omar, quien considera que una de las formas más auténticas de conocer una cultura es a través de su comida. Ya que cada país tiene su propia cocina tradicional, platos emblemáticos y sabores únicos, Omar aconseja incluir la experiencia culinaria lo más que se pueda. Para ello, se debe pedir recomendaciones a los lugareños sobre los platos auténticos, explorar los mercados locales, descubrir ingredientes frescos y exóticos, y probar las delicias locales en los puestos de comida de la calle.
Thea en sus sus viajes busca paisajes, inclusive cuando visita ciudades. Siempre dice que encuentra lugares “en donde la naturaleza es un escenario de ensueño y de inspiración”. Para disfrutar al máximo de los paisajes que ofrece el Ecuador por ejemplo, ella investiga con anticipación los destinos naturales –desde las majestuosas montañas hasta las playas de arena blanca y las selvas exuberantes–. Cada lugar dice, tiene algo especial para ofrecer. Thea trata de identificar las rutas de senderismo y guías para visitar los mejores miradores y los parques nacionales. Para capturar la esencia de los parajes naturales, ella recomienda despertarse temprano y presenciar los amaneceres.
En el caso de Manuel, explorar la vida cultural de un país permite conocer el corazón de su identidad. Por ello su calendario de visitas incluye lugares históricos y culturales. Él nos dice que suele explorar museos, monumentos y sitios que le permitan comprender la historia y la identidad de un país. Manuel planifica sus periplos buscando qué tradiciones, festividades y eventos culturales que son importantes para la comunidad local coinciden con sus viajes.
María Paz dice que para ella lo mejor es interactuar con los lugareños y, además, actuar como ellos. Conoce los lugares a través del contacto humano: conversa con la gente del lugar, les hace preguntas, muestra interés por sus tradiciones y aprende algunas frases básicas en su idioma. Ella dice también que siente que puede “poseer” un lugar utilizando el transporte público, haciendo caminatas o llevando un lunch para disfrutarlo sobre el césped de un parque urbano. Una interacción cercana con el lugar y sus habitantes permite a esta aventurera lograr una experiencia auténtica y enriquecedora.
Hacer compras durante un viaje también es una forma de disfrutar y enriquecer la experiencia. Mi amiga Paola dice que comprar es parte de la aventura: empieza con los recuerdos y souvenirs para mantener viva la memoria de sus visitas y con frecuencia, compra artículos que no encuentra en el mercado de nuestro país o que si los encuentra, le resultan mucho más caros. Paola disfruta la emoción de descubrir algo único y especial, lo que agrega un toque de aventura y sorpresa a su viaje.
Como hemos visto, la polifonía de la experiencia de viajar permite que te alejes de la rutina diaria y te permitas relajarte. Cambiar de entorno, desconectar del trabajo y de las responsabilidades cotidianas ayuda a reducir el estrés y recargar energías. Viajar es realmente un llamado a la libertad y a ir más allá de los límites conocidos. Aunque la pandemia, los costos de los viajes y las rutinas nos hayan mantenido en el lugar cómodo y seguro del hogar, es importante alimentar nuestra vocación de aventura. En el camino, nos encontraremos con desafíos que nos empujen a superar nuestras propias barreras y a descubrir que dentro de nosotros reside una fuerza que nos hace sentir jóvenes y libres.
Viajar es experimentar y descubrir, es tener vivencias única. Como les hemos oído a nuestras amistades que viajan, nos sumerge en sabores, paisajes, objetos, belleza y admiración por la cultura de otros pueblos. Mejor si tenemos compañía para compartir risas, afectos, abrazos y recuerdos.
Que el anhelo de explorar, la pasión por descubrir y el amor por la vida nos guíen en cada viaje!