Dos fuerzas protagonizan a estas horas una de las rebeliones más singulares de la historia de Ecuador, contra la injusticia: la de los indígenas y la de los grupos urbanos, a quienes el régimen ha llamado “vándalos”.
La palabra “fuerza” se traduce en voluntad de poder para la acción conjunta, capaz de medirse frente a frente con el poder coercitivo del Estado. Los indígenas llegaron por miles a Quito, portando lanzas y estacas, obligando al Gobierno a replegarse a Guayaquil, hecho inédito.
En el puerto, los vándalos actúan por todas partes contra los bienes. Acechados desde la época de la Colonia, los indígenas conservaron organicidad y cohesión social, para enfrentar la imposición y desplegar fuerza colectiva, en las situaciones límite, como las actuales: la pobreza rural en nuestro país es del 40% y entre ellos se encuentran nuestros indígenas (INEC 2019). La pobreza extrema rural es del 17% y en algunas comunidades el analfabetismo alcanza el 27%. ¡Vergüenza nacional!
Los “vándalos” son el resultado de la pobreza, la exclusión y la economía irregular establecida en las áreas urbanas. Se caracterizan por acechar los bienes privados como una forma de responder a una realidad sin esperanza. Muchos están sometidos por organizaciones irregulares, promovidas por el propio capitalismo global, del cual forma parte Ecuador.
La potencia de esa fuerza fue descrita por la propia ministra de Gobierno, quien señaló que en un caso, el Estado con 300 policías tuvo que enfrentar en Guayaquil a una fuerza de 3.000 vándalos. Esa es la medida de la realidad y esa es la medida de la correlación de fuerzas.
Las medidas económicas, siguiendo el patrón del FMI, no han sido tomadas para un país de bienestar, sino para sostener la dolarización amenazada por las obligaciones de la deuda externa, que representa más del 44% del PIB. Actualmente la deuda pública es de $ 50.679 millones, de los cuales $ 36.791 millones constituyen deuda externa, cuyos mayores acreedores son EE.UU. y China (finanzas.gob).
Dirigiéndose a los rebeldes, el Ministro de Defensa dijo en una entrevista que no desafiaran a las Fuerzas Armadas ecuatorianas. Retire usted esas palabras, Sr. ministro; son las Fuerzas Armadas las que no deben desafiar a la sociedad civil, amparadas en el poder de las armas, para oprimir las chontas indígenas. (O)