Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, rebelión es: el delito contra el orden público, penada por la ley ordinaria y por la militar, consistente en el levantamiento público y en cierta hostilidad contra los poderes del Estado, con el fin de derrocarlos. E, insurrección, de acuerdo a la Enciclopedia de la Política de Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino es: el movimiento generalizado de un núcleo de individuos contra el poder dominante, que ordinariamente se puede identificar con el gobierno; coincide en general con cualquier rebelión de masa y se caracteriza por el uso de la violencia, a pesar de que ésta no necesariamente debe manifestarse en forma física o material sino que puede ser simplemente moral…
Leonidas Iza, dirigente de la CONAIE, uno, de los dos líderes visibles del Octubre del Terror que sufrió el Ecuador en el 2019, en el libro de su coautoría: Estadillo, la rebelión de octubre en el Ecuador, en el pie de la página 31, bajo el título “Introducción” cita textualmente: “Dada la combatividad, masividad y el alcance nacional, la calificación de los acontecimientos supera la definición de paro, jornada o levantamiento. En tal virtud, el uso indistinto entre rebelión e insurrección calzan perfectamente porque otorgan un énfasis objetivo que estremeció a propios y extraños.”
Está comprobado, por su confesión en su obra literaria, que en octubre de 2019, los ecuatorianos fueron víctimas de una rebelión o insurrección, al decir de su líder Leonidas Iza, se puede usar indistintamente cualquiera de las definiciones para señalar lo que sucedió hace un año.
Lo que llama la atención es que los dirigentes indígenas Iza y Jaime Vargas, no asumen su responsabilidad sobre los actos violentos: secuestros a miembros de la prensa, vejación a miembros de la Policía Nacional, destrucción de propiedad pública y privada, consignas en contra del orden constituido, etc. Mejor, culpan a unos desconocidos “infiltrados”. O son cobardes por no asumir sus responsabilidades en la rebelión de octubre o son mentirosos contumaces.